Mensaje de la Sra. Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, con motivo del Día Internacional del Jazz

El jazz es una música hecha por y para gente que ha decidido sentirse bien a pesar de las circunstancias”, observó el saxofonista tenor Johnny Griffin. En las especiales circunstancias de este Día Internacional del Jazz, en un momento en que el mundo se enfrenta a la pandemia de la COVID-19, la música está uniendo a la gente y ayudando a mantener viva la esperanza.

El jazz se escucha en los hogares de todo el mundo durante el confinamiento. Se adaptan los clásicos del jazz, se organizan jam sessions por medio de Internet y los grandes nombres del jazz ofrecen sus arreglos e improvisaciones en línea. Si el jazz se convierte así en un compañero de fatigas para muchos, es probablemente porque sabe cómo aprovechar al máximo el momento presente.

A través del jazz encontramos una cercanía que se hace más difícil por las medidas de distanciamiento social, porque la melodía de jazz es un diálogo constante entre los músicos de la banda y también con el oyente. Este diálogo, que recibe múltiples influencias y agrupa tradiciones musicales de diferentes continentes, resuena así en todas las culturas y nos hace sentirnos más cercanos.

Gracias al jazz, también reafirmamos las virtudes de la improvisación, pues reinterpretar y representar de forma diferente lo que creíamos conocer es al mismo tiempo rendir homenaje y afirmar que, a pesar de las circunstancias, persiste esa libertad de creación.

Por tanto, este Día brinda a la UNESCO la oportunidad de celebrar el poder del jazz, que acompaña día a día a los que están confinados y a los que no pueden estarlo.

También es una oportunidad para que nuestra Organización rinda homenaje al gran saxofonista Manu Dibango, Artista de la UNESCO para la Paz desde 2004, que falleció el pasado 24 de marzo a consecuencia de la COVID-19. Nuestra Organización expresa su admiración a un hombre que demostró que el jazz es un instrumento de esperanza, de diálogo entre culturas y de paz.

Manu Dibango creía profundamente en el poder de la música para unir a los pueblos y las culturas porque, como dijo en un artículo de El Correo de la UNESCO de marzo de 1991, la música era “el contacto más espontáneo y natural que se establece entre dos seres”.

Precisamente necesitamos toda la magia del Jazz en un periodo en el que recordamos colectivamente lo esenciales que son para nosotros la música y todas las demás artes. Ello es particularmente cierto en el caso del Jazz, que ha acompañado las penurias de la esclavitud y la opresión para convertirse finalmente en un símbolo de libertad y mestizaje.

Este año, la crisis sanitaria obligó a cancelar los conciertos y festivales que se iban a celebrar. Con este mensaje, la UNESCO desea reiterar su apoyo a los artistas, clubes de jazz y salas de concierto, cuyas actividades se han interrumpido, así como a Ciudad del Cabo, que iba a acoger la edición de 2020 de este Día Internacional del Jazz. A pesar de que estas cancelaciones nos entristecen, la creatividad que los aficionados y los músicos de jazz demuestran en estos tiempos de aislamiento nos llena de esperanza.

Así pues, para que las melodías de jazz sigan resonando y transportándonos, la UNESCO, junto con su asociado, el Instituto de Jazz Herbie Hancock, se ocuparán hoy de la difusión de cursos y actuaciones de jazz, con la participación de grandes nombres del género. Invitamos a todas y a todos a unirse a nosotros en línea, para que el jazz nos haga vibrar una y otra vez.

De hecho, el pianista Herbie Hancock, Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO nos insta a “seguir tocando, seguir innovando y teniendo en el corazón a los demás. La música nos une cuando estamos separados”

 

30 de abril 2020

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Multilaterales
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