Por Leonardo Parrini
Conmemorar el natalicio de un personaje histórico es revivirlo en la memoria de su pueblo. Pero, ¿hasta dónde es viable evocar sus rasgos definitorios sin incurrir en un culto a la personalidad? Cuando las efemérides señalan que este 13 de agosto se cumplieron 98 años del nacimiento de Fidel Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana, ese mismo proceso político y cultural se ha encargado de expresar con sobriedad y apego a la verdad las señas particulares del líder revolucionario, como una cuestión de principios que salvaguarda la Revolución Cubana. Para referirse a Castro sobran los adjetivos, sin embargo consecuencia obliga a perfilar al líder en virtud de la verdad histórica.
Gabriel García Márquez en su libro El Fidel que yo conozco, destacó sobre del líder cubano: “Su devoción por la palabra (…) El mayor estímulo de su vida es la emoción al riesgo. La tribuna de improvisador parece ser su medio ecológico perfecto. Empieza siempre con voz casi inaudible, con un rumbo incierto, pero aprovecha cualquier destello para ir ganando terreno, palmo a palmo, hasta que da una especie de gran zarpazo y se apodera de la audiencia. Es la inspiración: el estado de gracia irresistible y deslumbrante, que sólo niegan quienes no han tenido la gloria de vivirlo. Es el anti dogmático por excelencia (…) Fidel Castro está allí para ganar. Su actitud ante la derrota, aun en los actos mínimos de la vida cotidiana, parece obedecer a una lógica privada: ni siquiera la admite, y no tiene un minuto de sosiego mientras no logra invertir los términos y convertirla en victoria. Nadie puede ser más obsesivo que él cuando se ha propuesto llegar a fondo a cualquier cosa. No hay un proyecto colosal o milimétrico, en el que no se empeñe con una pasión encarnizada. Y en especial si tiene que enfrentarse a la adversidad (…) Su visión de América Latina en el porvenir, es la misma de Bolívar y Martí, una comunidad integral y autónoma, capaz de mover el destino del mundo (…) Tiene la convicción de que el logro mayor del ser humano es la buena formación de su conciencia y que los estímulos morales, más que los materiales, son capaces de cambiar el mundo y empujar la historia”.
Con esta personalidad Fidel Castro cambió la historia de Cuba, según reseña del embajador cubano en Ecuador, señor Basilio Gutiérrez, quien en sobria conmemoración se refirió al Comandante en los siguientes términos: “Hemos hecho un alto en el camino para recordar a nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, a 98 años de que vio la luz de este mundo en un pequeño pueblo cubano. Y este niño, hijo de un terrateniente, cambió la historia de Cuba. Fue precisamente, Fidel Castro, hijo de un español y una campesina cubana que cambió la historia de nuestro país. De Fidel se puede decir mucho, para abarcar su contribución enorme, no solo a la Independencia de Cuba, sino también de América Latina y del mundo. Fidel colocó a Cuba en el mapa del mundo”.
El embajador cubano caracterizó a su país, preguntándose: “¿Qué era Cuba antes de la Revolución? Cuba era antes de 1959 una neocolonia yankee, un país signado por la división interna en donde los pobres y los negros no tenían derechos y los campesinos no tenían tierras y los trabajadores no tenían trabajo, las personas no tenían vivienda, en un país de cinco millones de habitantes, más de un millón de adultos no sabia leer ni escribir. Esa era la Cuba del año 1959, un país que cuando no había zafra azucarera, la mitad del año las personas no tenía trabajo en un país sin voz propia en la arena internacional. Un país que era un prostíbulo de los Estados Unidos, una tierra de nadie victima del juego y de la droga”.
Todo eso, con su aporte, contribuyó decisivamente a cambiar este hijo de terrateniente que hoy conoce el mundo como el Comandante Fidel Castro Ruz, “y esa Revolución que él empezó hace 65 años, se mantiene viva, estamos vivos y seguimos luchando, Cuba sigue viva y lucha”.
El embajador Gutiérrez destacó que “Fidel Castro fue capaz de formar varias generaciones de combatientes, que hoy seguimos defendiendo la Revolución con la misma pasión y vehemencia y la misma fe del primer día, a pesar de los tiempos difíciles y turbulentos que están originados por una política de bloqueo permanente del gobierno de los Estados Unidos que ha crecido de manera criminal durante los últimos años”.
Algunos piensan que “la Revolución se termina, expresó el embajador, algunos piensan que la nueva generación no va a tener la voluntad y el valor de continuar la Revolución Cubana”, pero en los recientes juegos olímpicos esa Cuba quedó en un lugar de privilegio en el concierto de todas las naciones del mundo. “Eso habla de la fortaleza y de la entereza de nuestro pueblo, y eso tiene que ver con la filosofía de Fidel que decía: Cuba debe saldar su deuda de gratitud con la humanidad, este es un día de compromiso de que las nuevas generaciones nunca van arriar la bandera que Fidel levantó un día para que Cuba siga siendo un bastión de dignidad y de libertad”, concluyó el embajador cubano.
Tomado del blog laPalabraAbierta: https://www.lapalabrabierta.com/2024/08/14/natalicio-de-un-lider-revoluc...