Asimismo, confirmó la voluntad de diálogo de la isla, sustentada en el respeto recíproco, la aceptación de la igualdad soberana y el reconocimiento al derecho de cada pueblo a escoger su sistema político y sus instituciones y enfatizó que los órganos de tratados no deben dejar espacio a la manipulación y a la politización, al mismo tiempo que dijo estar convencida de que un funcionamiento eficaz y objetivo de los órganos de tratados requiere una representación geográfica equitativa y genuinamente diversa de sus miembros.
En nombre de Cuba la Embajadora cubana reafirmó la plena vigencia de la Declaración y Programa de Acción de Viena, que estableció el compromiso de todos los Estados de cumplir sus obligaciones de promover el respeto universal, así como la observancia y protección de todos los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, otros instrumentos relativos a los derechos humanos y el derecho internacional.
Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas.
