Mientras nuestros pequeños países de nuestro amado Caribe seguían con atención el posible rumbo que tomaría el Huracán Erin, otra tormenta desde el norte de nuestro hemisferio continúa tratando de azotar nuestra región así como otros lares del planeta. En lugar de fuertes lluvias y vientos, esta tormenta originada por los jinetes de la apocalipsis del Departamento de Estado, la Casa Blanca y algunos de los miembros del Congreso de EEUU, se desata cargada de amenazas, chantajes, draconianas sanciones, y una arrogancia imperial como nunca antes se ha visto. El odio ciego a la Revolución cubana y a su obra social y solidaria, hace que el actual Secretario de Estado y sus seguidores en la cruzada contra Cuba, no reparen en las más elementales normas de convivencia internacional.
Intensificando su obsesiva campaña contra la colaboración médica cubana con otros países del mundo, el pasado miércoles el Departamento de Estado anunció nuevas sanciones contra un grupo de funcionarios de Gobiernos y organismos internacionales que de una forma u otra, han estado vinculados a programas de cooperación médica desarrollados entre Cuba y sus respectivos países. La lista de sanciones incluye representantes de gobiernos de estados africanos, latinoamericanos, e incluso pequeños hermanos caribeños como el caso de la querida Granada. La reacción de estos países no se hizo esperar. Nuevamente primó el orgullo y valentía de esos pueblos en defensa de su derecho soberano de mantener relaciones de colaboración y amistad con el resto del mundo, y de trabajar por brindar a sus pueblos un sistema de salud pública al alcance de todos, de mayor calidad y bienestar.
Alexandre Padilha, ministro de Salud brasileño, país donde más de 10 mil colaboradores cubanos de la salud prestaron su humanitario servicio, calificó las acciones de Washington como ataques injustificados, destacando que la labor de los médicos y especialistas de la mayor de las Antillas programa salva vidas y cuenta con el respaldo del pueblo brasileño. “La salud y la soberanía no son negociables”, aseveró.
Quizás la más directa reflexión sobre estas medidas podemos encontrarla en los comentarios realizados por Gleisi Hoffman, ministra de Relaciones Institucionales del gigante suramericano, quien calificó las medidas de venganza mezquina, y señaló que estas acciones solo podrían provenir de quienes nunca han comprendido lo que es necesitar atención médica y no tener a quién recurrir.
Una vez más como en todas las oportunidades anteriores, el Secretario de Estado norteamericano y sus trasnochados seguidores, han encontrado la valiente resistencia de los pueblos y gobiernos de los llamados países del sur, que no se doblegan ante a las amenazas y sanciones imperiales, y defienden su relación de amistad y hermandad con la Cuba solidaria e indomable.
Sergio Martínez. Embajador de Cuba en Antigua y Barbuda.