Dublín mayo del 2019. En el marco de las diversas actividades previstas en la quinta edición del Festival James Connolly, que organiza el Partido Comunista de Irlanda, el embajador cubano Hugo René Ramos Milanés fue invitado a participar en debate que tuvo como título "El mundo está en estado de crisis. ¿Por qué?"
Junto a diplomático cubano intervinieron Eugene McCartan, Secretario General del Partido Comunista de Irlanda y Moataz Kkalifa, del Partido Comunista de Sudán.
Los panelistas abordaron variados temas de la actualidad internacional como el crecimiento de tensiones regionales que amenazan con nuevas guerras, la nueva espiral armamentista, las amenazas de guerras comerciales, el consumismo irracional frente al agotamiento de los recursos naturales del planeta, las crecientes amenazas al medio ambiente. Guerras, hambre y catástrofes naturales que desplazan a millones de personas frente a quienes pretenden levantar muros, o sencillamente dejar que el mar se trague a quienes huyen de tanta miseria, aunque ni muros, ni océanos, puedan erradicar la pobreza. Crece la xenofobia y fuerzas neofascistas se abren paso en la política y se instalan en parlamentos y gobiernos.
En naciones desarrolladas millones de personas no escapan de la exclusión: desempleo, precariedad laboral, bajos ingresos, recortes de gastos públicos en educación y salud, crisis habitacional, entre otras calamidades ahondan la brecha entre ricos y pobres.
Parte importante del debate estuvo centrada en qué hacer para contrarrestar estas tendencias, en el entendido que hoy no basta con denunciar, se hace apremiante protagonizar los cambios de políticas.
A continuación compartimos algunas ideas expuestas durante el debate:
No hay dudas de que el gobierno de Donald Trump desarrolla políticas particularmente agresivas en diversos sectores y regiones. Desconoce el multilateralismo, se ha retirado de organismos y de tratados internacionales. Ha regresado a los momentos más tensos de la guerra fría, si es que alguna vez ésta fue abandonada.
Qué legado va dejando Trump: cancela acuerdos comerciales con otros Estados o bloques; desata una guerra comercial con China; se retiró del acuerdo de París para la protección del medio ambiente; denuncia el acuerdo sobre armas nucleares con Rusia, crecen los gastos militares y exige mayores contribuciones a sus socios dela OTAN; se retiró del acuerdo nuclear con Irán, impone a este Estado severas sanciones, eleva la tensión en el Golfo Pérsico; refuerza la alianza estratégica con Israel y pisotea derechos del pueblo de Palestina reconocidos en ONU; inició negociaciones con Corea del Norte porque creyeron que le impondrían una rendición incondicional; despliega una agresión sistemática hacia estados progresistas de ALC y refuerza alianza con derecha regional; La lista puede ser interminable.
Trump es un magnate que piensa que puede gobernar el mundo como gobierna a sus empresas, pero el mayor peligro es que no está solo, representa los intereses de los sectores del complejo militar industrial, a la doctrina neoliberal.
ALC es una de las regiones que acumula mayor desigualdad en la distribución de la riqueza, eso hizo posible el surgimiento de gobiernos progresistas y que estos comenzaran a operar cambios importantes en favor de las grandes masas.
Frente a esos cambios la oligarquía continental y el imperialismo yanqui comenzaron a reagrupar fuerzas y a tejer alianzas desestabilizadoras.
No son novedosas las campañas de desestabilización contra Nicaragua y Venezuela. No olvidemos el golpe de estado en Honduras contra el Presidente Zelaya. No olvidemos cuantas acciones de desestabilización han tenido que enfrentar mandatarios progresistas como Lula, Correa o Evo Morales.
Venezuela cuenta con abundantes recursos naturales que el presidente Hugo Chávez puso por primera vez en la historia de ese país a disposición de su pueblo. Su vocación solidaria le animó a tejer importantes acuerdos de verdadera cooperación con otras naciones latinoamericanas y las Islas del Caribe.
La Revolución bolivariana representa un peligro para las oligarquías latinoamericanas, un ejemplo a erradicar, es por ello que no han tenido un día de paz. Todo lo que Chávez logró hacer en favor del pueblo humilde de Venezuela luego de haber nacionalizado el petróleo, fue enfrentado agresiones internas y externas. A la muerte de Chávez creyeron que les sería más fácil derrotar al Presidente Nicolás Maduro, que su pueblo angustiado tras años de penurias ocasionados por las agresiones económicas claudicaría. No lo han logrado porque la arrogancia y la sed de venganza les han impedido actuar con objetividad. Subestimaron la fuerza de la Revolución y creyeron que su títere realmente lograría en un mes derrocar a la Revolución. Desconocen que las Fuerzas Armadas bolivarianas de hoy no son los generales oligarcas que Chávez encontró, sino nuevos generales, hijos humildes de ese pueblo.
A pesar de muchos avances Venezuela no logró superar su alta dependencia de los ingresos del petróleo. La caída de los precios del petróleo ha tenido un impacto negativo en la economía, pero la crisis económica de Venezuela tiene mucho que ver con años de agresiones y desestabilización, tiene que ver con severas sanciones económicas, tiene que ver con el secuestro de decenas de miles de millones de dólares en bancos de EE UU y Europa principalmente.
Una intervención militar no solucionará los problemas en Venezuela, los agudizará pudiendo crear una situación similar o peor que la de Libia, con graves consecuencias para la región. La solución en Venezuela pasa por la negociación, el diálogo, sin injerencias imperialistas.
Cuba ha dado una muestra de madurez de su democracia, una nueva constitución ha sido ampliamente aprobada en referéndum, luego de un amplio y enriquecedor proceso de consulta popular. Todo un pueblo se vuelca con energías renovadas junto a los nuevos y viejos líderes en la batalla de cada día por vencer las dificultades económicas, por lograr una economía próspera y eficiente que garantice la perdurabilidad de las grandes conquistas de la Revolución y sume otras nuevas.
El gobierno yanqui recrudece su bloqueo, pone en práctica nuevas sanciones y agresiones de todo tipo. Se empeña en internacionalizar los efectos de ese cruel y arcaico bloqueo a través de la ley Helms Burton. Pretenden ignorar seis décadas de fracasos pero no podrán rendir la voluntad de un pueblo que acumula 60 años de Victorias al que nunca han logrado apagar su sonrisa y sus sentimientos solidarios hacia otros pueblos.
Podrán inundar a la opinión pública con campañas de mentiras, intrigas y calumnias, lograrán engañar a algunos, pero es imposible engañar a toda la humanidad.
Es urgente continuar luchando por divulgar nuestras verdades. Es urgente continuar tejiendo alianzas, sumando voluntades, convencidos de que un mundo mejor sí es posible y merece luchar por esa causa.
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