Publicación del periódico “LE Monde Diplomatique Húngaro” sobre el Congreso del Partido en Cuba.

El Partido Comunista de Cuba celebró su VIII. Congreso en La Habana, donde 300 delegados representaron a los 700.000 miembros del partido. Los participantes de la reunión discutieron en detalle la situación de la economía, que es el problema más grave de 11 millones de habitantes.

Debido a los efectos negativos, el PIB cayó un 11 por ciento en el 2020. Además del embargo estadounidense de seis décadas, la recesión económica se vio agravada por la caída significativa en el tráfico de turistas debido a la epidemia de Covid-19, que generó $ 4-4.5 mil millones en ingresos anuales.

Las dificultades se vieron agravadas por una caída significativa en los envíos de petróleo venezolano, previamente estimados en 50.000 barriles por día, ya que Cuba vendía parte del petróleo en el mercado libre. No es satisfactorio que la demorada reforma financiera que entró en vigor el 1 de enero, la introducción del peso único, haya debilitado el poder adquisitivo de la población, porque durante el “ajuste” los precios han subido significativamente más que los salarios.

El secretario general Raúl Castro inició su informe con temas económicos. El líder del partido destacó la necesidad de desarrollar la actividad privada “dentro de límites”, pero consideró importante mantener una gestión planificada. Criticó el "egoísmo". Se negó a acabar con la posición monopolística del sector público porque una apertura excesiva significaría “acabar con el socialismo”. Descartó la privatización de empresas y la participación de capital privado en el comercio exterior. Según Raúl Castro, es necesario incrementar la inversión extranjera. El Secretario General criticó duramente la baja eficiencia de la economía cubana y la actitud a menudo retraída del aparato.

Raúl Castro condenó las medidas tomadas por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, para agravar aún más el bloqueo. Washington ha incluido en la lista negra a 231 organizaciones cubanas, causando graves daños a la industria hotelera y otros sectores. Mencionó que, según un portavoz del presidente Joe Biden, revisar las sanciones contra Cuba no es una prioridad para el gobierno de Estados Unidos. Raúl Castro propuso un diálogo constructivo entre La Habana y Washington sobre la base del “respeto mutuo a la independencia y soberanía”. Dijo que Cuba "no renunciará a apoyar a los países hermanos" bajo presión externa. El secretario general advirtió a los grupos de oposición que “las calles y plazas son de los revolucionarios”.

Al final de su discurso, Raúl Castro, de 89 años, anunció que renunciaba a su partido, pero que continuaría “defendiendo la causa de la patria y la revolución” con todas sus fuerzas en el futuro. Destacó que el control del país será entregado a personas preparadas y comprometidas. Junto con el Secretario General, varios otros miembros de la generación histórica se retiraron de la actividad política activa.

Sobre la base de decisiones anteriores, se ha producido un completo cambio generacional en la dirección del partido. Los líderes seleccionados para rotación continua solo pueden cargar dos ciclos. Los funcionarios regionales y municipales ya son personas nacidas después de la revolución de 1959. En línea con las expectativas preliminares, Miguel Diez-Canel, de 61 años, ha sido elegido secretario general del Partido Comunista de Cuba y también se ha desempeñado como jefe de Estado durante dos años. La eficiencia de los órganos electos se ve incrementada por el hecho de que el número de miembros del Comité Central ha disminuido de 142 a 114 y el del Comité Político de 17 a 14. Cinco nuevos miembros se han incorporado al Buró Político, entre ellos el primer ministro Manuel Marrero Cruz. Hay tres mujeres entre los miembros. El Congreso abolió el cargo de Segundo Secretario del Comité Central.

Un cambio significativo es que la gestión del país ha caído en manos de Miguel Díaz-Canel, quien ocupa el cargo de jefe de Estado durante dos años, y una nueva generación de liderazgo. El secretario general electo afirmó que no se puede dar un paso atrás en las reformas y que uno de los temas importantes para el desarrollo es ampliar las oportunidades del sector no público. Destacó que aún puede contar con la opinión de Raúl Castro en temas estratégicos para el futuro.

La legitimidad de la “generación histórica” proviene de la era guerrillera y la revolución. El prestigio del nuevo liderazgo depende principalmente de su capacidad para brindar una vida mejor y una visión creíble para los cubanos. El gobierno también debe prestar atención a las voces críticas de los jóvenes.

La falta de determinados alimentos y el bajo nivel de producción agrícola son un problema pendiente. La escasa eficiencia de la agricultura se demuestra por el hecho de que emplea al 17,2 por ciento de la población activa pero produce sólo el 3,75 por ciento del PIB. Las importaciones de alimentos son una carga financiera importante, ya que representan el 80 por ciento de las importaciones de mercancías.

El congreso del partido no trajo sorpresas. La expansión del sector privado, denominada “auto-cuentas”, lanzada en 2011 por iniciativa de Raúl Castro, siempre ha sido tratada con cautela por la dirección. A pesar de las sugerencias de algunos economistas, no se mencionó en las deliberaciones el desarrollo de un modelo similar al de Vietnam, en el que mantener un sistema de partido único no excluye una economía multisectorial.

En el encuentro se expresó reiteradamente la importancia de mantener la unidad y una política con compromiso socialista. Los participantes adoptaron una decisión para actualizar y repensar el modelo económico y social. Es cuestionable cuándo y a qué profundidad sucederá esto. Miguel Díaz-Canel afirmó que “no tenemos tiempo para pensar a largo plazo”. "No se puede dar un paso atrás en las reformas". Cuba espera el cambio.

Periodista: Kovács Gábor.

Categoría
Eventos
RSS Minrex