Respuesta de Cuba a la solicitud de información sobre la implementación de la resolución A/HRC/RES/44/6. “Eliminación de la discriminación contra las personas afectadas por la lepra y sus familiares”.

El programa de control de la lepra en Cuba es de los primeros que crea el sistema de salud en 1962. Esta etapa se caracterizó por el cierre de la mayoría de los leprosorios, el tratamiento totalmente ambulatorio y el criterio de curación de la enfermedad. Desde 1992, la lepra dejó de ser un problema de salud pública en el país, ya que se logró una prevalencia de menos de un caso por cada 10 mil habitantes.

En Cuba, la lepra es considerada una enfermedad de notificación obligatoria y en la confirmación de cada caso nuevo, interviene siempre el criterio del dermatólogo, que participa conjuntamente con el epidemiólogo, la enfermera encuestadora y el equipo básico de salud.  

Aunque la lepra está considerada a nivel mundial dentro de las enfermedades infecciosas desatendidas, en Cuba cuenta con el apoyo del presupuesto que el Estado destina al Ministerio de Salud y con la garantía de que la OMS dona anualmente la poliquimioterapia para el tratamiento de los pacientes. La administración de esta última, es estrictamente supervisada en la atención primaria por el equipo básico de salud, lo que ha redundado en los índices elevados de curación, de más del 98% para ambas formas clínicas de la enfermedad.

El último leprosorio de Cuba fue transformado después 1959 en el “Hospital Dermatológico Guillermo Fernández Hernández-Baquero”, ubicado en la capital del país. En este hospital se tratan diversas afecciones de piel y los pacientes de lepra tienen la opción de acudir a recibir tratamiento, cuando tienen alguna complicación de su enfermedad que no pueda ser atendida en su provincia. En este centro se encuentran asilados antiguos pacientes de lepra, que han decido por voluntad propia quedarse a vivir allí, e incluso algunos se han incorporado a la vida laboral en el mismo hospital. En el 2022, este centro recibió la acreditación docente para la formación de especialistas en Dermatología. Actualmente, estudian médicos cubanos y de otros países de América Latina.

En Cuba no existen leyes discriminatorias, que marginen a las personas afectadas por lepra y sus familias. Los enfermos tienen los mismos derechos que todos los ciudadanos y cuando ha existido algún indicio de rechazo o discriminación, se ha enfrentado por el equipo multidisciplinario que atiende el programa. No obstante, mantenemos un sistema de vigilancia para cualquier manifestación de discriminación y rechazo que se pudiera presentar, especialmente hacia mujeres y niños.

Como estrategia se mantiene la capacitación sistemática al personal de salud sobre todos los aspectos relacionados con la enfermedad y su control, así como la asesoría al paciente y su familia en el momento del diagnóstico y durante su seguimiento. 

Actualmente el programa de lepra de Cuba se encuentra inmerso en avanzar hacia la interrupción de la transmisión en el marco de la estrategia 2021-2030 “hacia cero lepras”.

 

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