Por Edali Gloria Ortega Miranda, médico peruana graduada en Cuba
Un día como hoy, hace 51 años, nuestro país sufrió el que fue su terremoto más dantesco del siglo XX, con más de cien mil muertos y cientos de miles de damnificados, así como pérdidas millonarias. El daño de esa tragedia aún se siente, medio siglo después. Pero también fue un momento de amor y solidaridad.
Esta tragedia fue el germen para el nacimiento de la Medicina de Emergencias y Desastres en el Perú, especialidad que en la actualidad ha estado a la vanguardia de la defensa de la vida en el contexto de la pandemia de la COVID-19. Si de héroes modernos se trata, nada como los emergenciólogos y todo su equipo de trabajo. Gracias por estar y seguir al pie del cañón, de forma ininterrumpida.
El terremoto de 1970 también fue un momento en que el mundo se solidarizó con nuestra patria. Entre los países amigos que tendieron su mano, estuvo, por supuesto, Cuba, mi segunda patria. Además de mandar apoyo médico (como sigue haciendo siempre que algún pueblo lo necesita, le duela a quien le duela), también hubo miles de personas que donaron sangre. Y recuerdo eso, porque cuando era estudiante de medicina y rotaba por las salas del gran hospital clínico quirúrgico "Calixto García", más de un paciente, al enterarse que era peruana, me contaban que ellos donaron su sangre y que fueron enormes las colas de voluntarios que se formaron. Pueden decir lo que quieran, pero nada es más elocuente que las acciones, y cada acción de Cuba hacia Perú y otros pueblos es de internacionalismo, solidaridad y humanismo.
A todos esos maravillosos cubanos, hoy y siempre, gracias por donar vida a personas que nunca llegaron a conocer. Gracias también por los candidatos vacunales contra la COVID-19, que si todo sale como se espera, serán las primeras vacunas latinoamericanas. Las Soberanas, Abdala y Mambisa, se convierten así en un canto a la esperanza. Y perdón por las injurias de quienes carecen de memoria. Como decía el Maestro: "No saben lo que hacen".
En estos momentos de crisis sanitaria mundial, no debemos olvidar que la única manera de salir adelante es mediante la solidaridad y el trabajo en equipo, mediante la unión y la fuerza, mediante un concepto de amistad global, porque el verdadero amigo es como la sangre: acude a la herida sin ser llamado.
Tomado del perfil en Facebook de la autora