Todos somos soldados en la lucha contra el cáncer

LAS TUNAS.–Fue a partir del 2009 cuando en el balcón del oriente los tumores malignos se posicionaron entre las principales causas de muerte, y desde entonces hasta hoy, la incidencia de estas enfermedades se ha mantenido con tendencia al ascenso.

A pesar de las estrategias aplicadas en materia de promoción de salud, prevención y tratamientos, aún persiste una baja conciencia sobre esta problemática dentro de la población. La persistencia de factores de riesgo, harto conocidos, pero muchas veces ignorados, determina en gran medida  que cada vez sean más los afectados por este padecimiento. La genética desempeña su papel, pero la responsabilidad de cada quien con su salud, también.

UNA REALIDAD PREOCUPANTE

Cáncer de piel, próstata, mamas, pulmón y colon, son los de más frecuente diagnóstico y a su vez, los que mayor número de muertes provocan, fundamentalmente porque son detectados en estadios muy avanzados, donde las posibilidades de curación disminuyen de forma considerable.

Para la doctora Ana Rosa Brizuelas Cabello, coordinadora provincial del Programa Integral de Control del Cáncer, hay elementos muy puntuales que influyen hoy en esa alta incidencia.

«En el caso del cáncer de pulmón se hacen fuertes campañas para enfrentar el principal factor predisponente, que es el consumo de tabaco; sin embargo, vemos que las edades a las que se comienza a fumar son cada vez más tempranas. Otro aspecto es acudir de forma rápida a la atención primaria, tenemos que decir por ejemplo, que en el caso del cáncer de próstata, influyen mucho los estereotipos y las actitudes machistas, pues un gran por ciento de los hombres no permite que se le realice el tacto rectal, que es un examen muy simple para la detección temprana de este padecimiento. Hay que insistir también en la realización del autoexamen de mamas, o visitar el consultorio y solicitarlo de forma clínica».

Eliécer Santiesteban González, especialista en primer grado de Oncología y jefe de este servicio en el Hospital General Docente Ernesto Guevara, también tiene sus criterios al respecto.

«Lamentablemente, cada año se incrementa el número de pacientes, y lo más preocupante es la incidencia en personas jóvenes. Las causas son disímiles, y sumadas a la genética de una persona la hacen más vulnerable. El hábito de fumar es un factor de riesgo para varios tipos de cáncer, la promiscuidad es otro que no se puede descartar, sobre todo en el caso del cáncer cérvicouterino, y claro, los malos hábitos alimentarios provocan cambios en la flora intestinal que conducen al cáncer de colon».

Tratar de que la población eleve sus conocimientos al respecto y tenga la cultura necesaria para prevenir esta enfermedad, es un objetivo primordial para el Departamento de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología. Una de sus especialistas, Xiomara Mercantete Rodríguez, explicó los enfoques trabajados en relación con este tema.

«Hemos desarrollado la promoción sobre la base del lema Nosotros podemos, yo puedo, que ha dirigido la campaña contra el cáncer en este año. El objetivo esencial es demostrarles a las personas que es posible, aun estando enfermos, tener calidad de vida y estilos de vida saludables, porque estos pacientes deben aprender a autoestimarse, a luchar ellos mismos por su salud. Sin embargo, yo creo que el mensaje más importante radica en la prevención de la enfermedad, en combatir los factores de riesgo. Esa es una tarea de toda la sociedad y la familia».

No obstante, también es válido destacar que los pacientes cuentan con una atención de calidad, que le brindan seis oncólogos, radiólogos, nueve residentes, así como el personal de enfermería. Además, el servicio de quimioterapia ambulatoria fue recientemente remodelado, ofreciendo hoy un excelente confort a quienes necesitan de este tratamiento.

CUANDO A LA ESPERANZA LE SALEN ALAS

A la radióloga María Victoria Justo Celorrio casi nadie la llama por su nombre. El cariñoso apodo de Mariví, la identifica entre sus pacientes. Ella coordina el Proyecto Alas por La Esperanza, dedicado a las mujeres que luchan contra el cáncer de mamas.

«Nosotros integramos a las pacientes a disímiles actividades, que se hacen tanto aquí en la sala de quimioterapia, como en la comunidad y en sus propios hogares. Hemos creado un sistema de visitas a las enfermas y lo hacemos con el apoyo incondicional de las mujeres operadas, que pueden dar un testimonio de optimismo. Formamos una cadena, para transmitir esperanza, fe y fuerza de voluntad, que son aspectos imprescindibles para la supervivencia».

Los testimonios de María Elena Rodríguez Oliver y Gilma Reyes Almaguer, respectivamente, son una muestra de ello.

«Desde hace diez años fui diagnosticada con cáncer. Mi historia es triste porque yo comencé a venir al salón de quimioterapia con mi papá y 12 días después de su muerte, me encontré un nódulo en el seno. Después de los exámenes correspondientes me dieron el diagnóstico. Me operé, recibí la quimioterapia y pasé nueve años muy bien, después fui operada del interior pero aquí estoy, sigo luchando y hoy me siento muy bien. El Proyecto Alas es maravilloso, sobre todo porque nos ayuda a levantar la autoestima. Recuerdo que al principio yo lloraba mucho, pero gracias a la ayuda que recibí pude recuperarme. Cada una de nosotras tiene que convertirse en un ejemplo para las demás».

«Hace ya 12 años que yo pasé por este proceso y tuve un periodo de mucha depresión. Pero hubo una operada, trabajadora de Etecsa, que vino hasta mí, me dio ánimo. Recuerdo que a mí me dolía mucho perder mi cabello y ella me decía “mírame, yo también lo perdí y ahora lo tengo muy lindo”. Entonces comencé a recuperar mis ganas de vivir, tuve la ayuda de mi familia, de mi esposo que fue muy dedicado, al igual que mi hija y mi nieta. Me di cuenta de que tenía razones para seguir adelante.  Yo vengo cada vez que puedo, no solo cuando corresponde el proyecto sino en otros momentos. Llego hasta el servicio de quimioterapia y converso con los pacientes, les doy ánimo y les muestro mi pelo, que me ha crecido con mucha fuerza, con un brillo maravilloso, como mismo me siento yo».

Sus palabras demuestran que cáncer no es necesariamente sinónimo de muerte, pero para combatirlo, el camino más certero es prevenir su aparición. Esa batalla no solo se libra en el campo de la ciencia y el sistema de salud, sino en nuestra propia conciencia (Granma).

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