Un hombre de Nuestra América

José Martí

Por: Javier Ortiz

En los tiempos de José Martí, lo que hoy llamamos integración latinoamericana era una idea latente. El Héroe Nacional de Cuba vivió en la segunda mitad del siglo XIX, cuando la independencia de los virreinatos españoles y las fronteras posteriores a su liberación eran un acontecimiento reciente.

Pero Martí no idealiza el momento histórico en que vive: en esa época ocurren varias guerras entre los nuevos países latinoamericanos. Paraguay pierde territorio ante la Triple Alianza y en la Guerra del Pacífico, Bolivia se queda sin costas al Océano Pacífico. Por eso escribe en su ensayo Nuestra América de «pueblos que no se conocen han de darse prisa en conocerse», especificando aquellos que «se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de la casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sean una las dos manos.»

Reflexiona sobre el fallo inicial en el primer proyecto de unidad regional. En 1893, en un discurso en homenaje al Libertador, Martí describe brevemente «el desacuerdo patente entre Bolívar, empeñado en unir bajo un gobierno central y distante los países de la revolución», en contraste con «la revolución americana, nacida, con múltiples cabezas, del ansia del gobierno local y con la gente de la casa propia.»

Ser latinoamericano no era un ejercicio intelectual, sino la forma en que vivió. Recorre la América del momento, observando las particularidades de cada país y la suma de cada pedazo en un todo que distinguía con la misma claridad que otros que, de Bolívar en adelante, veían un continente unido ya por similitudes idiomáticas y culturales.

Incluso al pensar en terminar el colonialismo en su país, lo proyectaba como un paso con una perspectiva regional, para “impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.

Y Martí acertó en su pronóstico: Washington intervino en Haití entre 1914 y 1935, en República Dominicana entre 1916 y 1924, y en Cuba de 1899 a 1902 y luego una segunda ocasión entre 1906 y 1909. A Puerto Rico lo mantienen aún hoy en día en limbo del Estado Libre Asociado.

En el siglo XIX, Martí no formula una integración (o cuando menos, un entendimiento común) al tipo de Unión Europea. Lo que sí recomienda es mirar hacia dentro y no dejarse atraer por modas políticas europeas o norteamericanas. Critica que se quiera «regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre” ironizando que «con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro.» Constantemente distingue a la América del Norte de la que se extiende del río Bravo al estrecho de Magallanes.

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