Los pueblos del Caribe, desde la misma independencia lograda por cuatro de ellos –Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago– en 1972, fueron capaces de comprender la necesidad de la unión y establecieron relaciones diplomáticas con Cuba, embrión de valor estratégico en procesos donde la unidad y la solidaridad han estado en continuo desarrollo. Aquella decisión histórica constituyó un eslabón fundamental en la lucha por la ruptura del bloqueo diplomático impuesto a Cuba por Estados Unidos, y con ello se rompía un eslabón de la política imperial que pretendía aislar a nuestro país. En la I Cumbre Cuba-Caricom, con sede en La Habana en el 2002, además de celebrar el aniversario 30 del establecimiento de las relaciones de esos cuatro países con la Isla, se declaró que el 8 de diciembre sería considerado en lo adelante como Día de Cuba-Caricom. El Caribe ha constituido un ejemplo de cómo pueden actuar los pueblos y gobiernos, no importa el tamaño ni la cantidad de habitantes que tengan sus países, cuando se saben identificados por una cultura, una tradición de lucha y una comunidad de intereses que únicamente con la unidad se pueden convertir en realidad.