Nuestra Isabel Allende: Cuando se vulnera la dignidad se acaba la diplomacia.
“Hay situaciones que se nos presentan en el ministerio en las que, literalmente, hay que correr. En el exterior, donde tenemos embajadas tan pequeñas, los funcionarios deben tener la capacidad de hacer las grandes tareas y aquellas que algunos podrían considerar menos importantes, aunque no lo son: cocinar, montar una mesa, darle mantenimiento a algún equipo, distribuir correspondencia, encargarse de la contabilidad de la misión. Desde el aula, desde la academia, hay que fomentar esas habilidades. Ese es el diplomático revolucionario cubano, aquí y en el exterior”.