Nueva York, 25 de junio de 2024.
Señor Presidente:
Agradecemos la convocatoria de esta reunión para debatir sobre el Informe Anual del Consejo de Seguridad a la Asamblea General correspondiente al año 2023. Agradecemos la presentación de dicho informe.
Notamos que el informe ha incluido información adicional sobre proyectos de resoluciones que no se aprobaron debido a la emisión de un veto y referencias a votaciones sobre cuestiones de procedimiento.
El documento mantuvo, sin embargo, la naturaleza descriptiva de las labores del Consejo que ha caracterizado los informes anuales de ese órgano que se presentan a la Asamblea General. Ello a pesar de las múltiples solicitudes de larga data de la mayoría de los Estados miembros en el sentido de que los informes del Consejo de Seguridad sean exhaustivos y analíticos, faciliten la evaluación de las causas e implicaciones de sus decisiones y contribuyan a un verdadero ejercicio de rendición de cuentas ante la Asamblea General.
Se omite, una vez más, el análisis de las violaciones de las propias resoluciones del Consejo por Israel, incluida la resolución 2334 (2016) y otras adoptadas a partir de la escalada del conflicto desde octubre de 2023, mientras el Consejo de Seguridad sigue siendo incapaz de frenar el genocidio que se comete contra el pueblo palestino por la Potencia Ocupante, con la complicidad de los Estados Unidos.
Señor Presidente:
Si bien se ha incrementado en cierta medida el número de reuniones públicas del Consejo de Seguridad en los últimos años, incluyendo los debates abiertos y la celebración de sesiones informativas de las presidencias sobre el programa de trabajo al inicio y final de cada mes, lamentamos que persista la tendencia del Consejo de Seguridad a trabajar en formatos cerrados.
Las reuniones informales a puertas cerradas deben ser la excepción y no la práctica en el Consejo. Debe garantizarse la transparencia de dichas consultas y emitir actas de estas.
Abogamos por que el Consejo de Seguridad adopte su reglamento, cuestión indispensable para la transparencia y la necesaria rendición de cuentas a todos los Estados miembros de las Naciones Unidas, a nombre de los cuales debe actuar ese órgano, de conformidad con el artículo 24 de la Carta de la ONU.
La falta de informes especiales del Consejo de Seguridad a presentar a la Asamblea General sobre medidas para mantener la paz y la seguridad internacionales, en virtud de los artículos 15 y 24 de la Carta de la ONU, sigue siendo otra carencia a superar. La resolución 76/262 de la Asamblea General estableció un mecanismo para explicar el uso del veto. Sin embargo, reiteramos que no deben aplicarse enfoques restrictivos y selectivos de la Carta, que obstaculicen el logro de la reforma profunda del Consejo y sus métodos de trabajo.
Se precisa de una reforma integral del Consejo de Seguridad que lo haga un órgano transparente, democrático y representativo.
Debe cesar la manipulación selectiva de los métodos y prácticas del Consejo de Seguridad como herramienta de presión contra Estados soberanos, en función de agendas políticas y de dominación, que menoscaba el papel de ese órgano en la preservación de la paz y la seguridad internacionales y contribuye a exacerbar conflictos y divisiones.
Lamentamos que el Consejo de Seguridad adopte decisiones sin atender las preocupaciones de los Estados no miembros de este y fuerce la toma de acción sobre proyectos de resolución cuando aún existen diferencias considerables en cuanto a su contenido y alcance.
El Consejo debe dejar de ampliar el alcance de la definición de paz y seguridad internacionales, en detrimento de las funciones y responsabilidades de la Asamblea General.
Llamamos, una vez más, a que el Consejo de Seguridad se adhiera a su mandato y deje de usurpar las funciones de otros órganos de las Naciones Unidas. Hemos de preservar el multilateralismo y la credibilidad de la ONU.
Muchas gracias.
