Discurso del presidente de la Coordinadora Ecuatoriana de Solidaridad con Cuba en el homenaje al 172 aniversario del natalicio de José Martí

Quito, 28 de enero de 2025.

Homenaje a Martí en su 172 Aniversario

Era viernes y era el 28 de enero de 1.853, cuando la señora Leonor Pérez en su habitación de la calle Paula, en La Habana, daba a luz a su primogénito, al que bautizaron con el nombre de José Julián Martí Pérez.

La vida de José Martí, como la de muchos otros titanes de Cuba y del mundo, es una vida de esfuerzo, de sacrificio, de lucha.

Desde su temprana juventud, en una Cuba sometida al feroz colonialismo de España, tomó conciencia de la necesidad de liberar a su patria de este yugo, pero la experiencia y sus estudios le llevaron a la conciencia de que eso no era posible sin una revolución y a esa causa dedicó toda su vida, de apenas 42 años, pero de una fertilidad teórica y práctica que continúa germinando en las mentes y en los espíritus de todo joven o adulto que quiere mejores días para su pueblo.

Martí fue, a la vez, hombre de pensamiento y acción, defendía a su pueblo con el puño y la letra, sea con textos de orientación política, como de cultura universal, era un poeta que declaró que había echado su suerte con los pobres de la tierra, en estrofas que los cubanos inmortalizaron en esa hermosa canción que cantan como un himno: Guantanamera, y dijo también, en magistral ensayo político: “Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores”

El amor a la Patria, el cumplimiento del deber, el apego a la cultura y la sabiduría, la sensibilidad humana y la justicia social configuran el pensamiento universal de Martí, que se ve acompañado por la obra de su vida, por su ejemplo, su modo de decir y de hacer, como un  legado que forma parte de la doctrina revolucionaria que condujo al pueblo cubano al triunfo de su independencia frente al colonialismo español en 1.898 y que condujo de la mano de su discípulo más esclarecido al triunfo frente al neocolonialismo yanqui en 1.959.

Esta obra lo hace inmortal ante los retos actuales de la humanidad, de construir un mundo mejor y más equitativo para todos.

La profunda Revolución Cubana que lideró Fidel Castro es heredera de ese legado moral y político que dejó Martí.

Esta revolución que sacó al pueblo cubano del analfabetismo, que le garantizó educación, salud, vivienda, trabajo, deporte, sana recreación, alta cultura, como en ninguno de los países de América Latina se había logrado bajo la dominación del capitalismo dependiente y la férula del capitalismo en su fase imperialista, representado por la oligarquía y el gobierno estadounidense.

Esta revolución humanista fue también, como profesara Martí, internacionalista y aportó, con su ejemplo, a los procesos de liberación que vienen librando los pueblos de América Latina y el mundo, aportó a la derrota del imperialismo en África con la caída del apartheid, aportó a la salud de muchos pueblos del mundo con su ejército de batas blancas, sus brigadas médicas, presentes, hasta hoy, en los diversos continentes del planeta.

Este ejemplo, que lo representamos en la frase de Martí:  “Patria es Humanidad” es el que el imperialismo de las transnacionales explotadoras y depredadoras no quiere que se propague, no quiere que se conozca.

Para ocultar este ejemplo, para deformarlo y si fuera posible acabarlo es que el gobierno de la mayor potencia imperial que ha existido en la historia ha provocado intentos de invasión, sabotajes a la agricultura y una guerra económica cruel impulsada mediante el bloqueo económico, financiero y comercial, acompañada de otra guerra, la de la desinformación y la de la aplicación de cientos de “sanciones” y de inclusiones en listas espurias y arbitrarias de supuestos países patrocinadores del terrorismo, cuando Cuba es, precisamente, todo lo contrario de esto, la antípoda del terrorismo, la promotora de la causa de la paz, del progreso, del bienestar y la felicidad de los pueblos.

En este entorno hostil, lleno de riesgos y problemas, que estuvo presente, en su momento también a finales del siglo XIX, apuesta Martí nuevamente hoy por levantar la autoestima de nuestros pueblos, en una prosa épica que, actualizada al uso del presente histórico, contribuye al impulso de nuestra lucha actual:

Libres se declaran los pueblos todos de América a la vez. Surge Bolívar, con su cohorte de astros. Los volcanes, sacudiendo los flancos con estruendo, lo aclaman y publican. ¡A caballo, la América entera! Y resuenan en la noche, con todas las estrellas encendidas, por llanos y por montes, los cascos redentores.

Hablándoles a sus indios va el clérigo de México. Con la lanza en la boca pasan la corriente desnuda los indios venezolanos. Los rotos de Chile marchan juntos, brazo en brazo, con los cholos del Perú. Con el gorro frigio del liberto van los negros cantando, detrás del estandarte azul. De poncho y bota de potro, ondeando las bolas, van, a escape de triunfo los escuadrones de gauchos.

Cabalgan, suelto el cabello, los pehuenches resucitados, voleando sobre la cabeza la chuza emplumada. Pintados de guerrear vienen tendidos sobre el cuello los araucos, con la lanza de tacuarilla coronada de plumas de colores; y al alba cuando la luz virgen se derrama por los despeñaderos, se ve a San Martín, allá sobre la nieve, cresta del monte y corona de la revolución, que va, envuelto en su capa de batalla, cruzando los Andes.

¿Adónde va la América, y quién la junta y guía?

Sola, y como un solo pueblo, se levanta. Sola pelea. Vencerá, sola.”

José Martí nos dijo también: “El verdadero hombre no piensa de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.”

El deber en estos momentos está en la defensa de Cuba, de su Revolución Socialista.

Lenin Reyes Merizalde

Presidente de la Coordinadora Ecuatoriana

de Amistad y Solidaridad con Cuba

Embacuba Ecuador 

 

 

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