Señora Presidenta:
Cuba se asocia a lo expresado por las delegaciones de Egipto a nombre del G77 más China, El Salvador a nombre de la CELAC y Maldivas, a nombre de AOSIS.
A tres años de haber aprobado la Agenda 2030, persiste, e incluso se agrava, la desigualdad y polarización en el mundo. La opulencia y la concentración de ingresos y riqueza en los países desarrollados contrastan tristemente con el subdesarrollo y la pobreza a las que están sometidas dos tercios de la población mundial.
Existen los recursos para hacer frente a estos flagelos, así lo demuestran los multimillonarios gastos militares anuales a nivel mundial. Lo que ha faltado es verdadera voluntad política y compromiso de los Estados más poderosos para cumplir sus compromisos internacionales.
Se impone, por tanto, alcanzar un nuevo orden mundial basado en la justicia, la equidad y la paz.
Rechazamos los intentos de erosionar los mecanismos multilaterales existentes, así como la búsqueda de soluciones unilaterales. Solo los esfuerzos conjuntos y globales podrán resolver los graves problemas que aquejan a la humanidad.
Los países industrializados deben aceptar su deuda histórica y ejercer el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”. La comunidad internacional no puede seguir postergando la consecución del derecho al desarrollo.
La crisis medioambiental que azota al planeta y su impacto devastador, de manera particular sobre los países en desarrollo y entre ellos los pequeños estados insulares, continúa representando una seria amenaza a la existencia misma de la especie humana. Ningún país debiera renunciar unilateralmente a su responsabilidad internacional común, a su responsabilidad histórica, ni olvidar su deuda ecológica con la humanidad y las generaciones futuras.
Resulta imprescindible consolidar una real y efectiva asociación mundial para el desarrollo, a fin de movilizar los recursos necesarios para la implementación de la Agenda 2030.
Sra. Presidenta:
Por su ubicación geográfica, Cuba es altamente vulnerable al cambio climático. Convertir la fragilidad en resiliencia y alcanzar un desarrollo próspero y sostenible con el ser humano como centro, constituye una prioridad para el gobierno cubano que se inserta en nuestras políticas a todos los niveles.
El bloqueo económico, comercial y financiero, impuesto por el Gobierno de los EE.UU. contra Cuba por casi sesenta años, provoca privaciones al pueblo cubano y es el principal obstáculo para nuestro desarrollo económico, y por consiguiente, para la implementación de la Agenda 2030.
A pesar de tales circunstancias, contamos con un mecanismo para la implementación respaldado con el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el año 2030, cuyos ejes prioritarios están alineados y, en algunos casos, resultan más ambiciosos que los incluidos en la Agenda 2030. Este Plan se encuentra en proceso de conformación a partir de las bases que fueron masivamente debatidas con todos los sectores de la población, en un ejemplo de democratización y participación popular para el diseño de la estrategia nacional.
Al propio tiempo, Cuba continúa compartiendo los limitados recursos con que cuenta con otras naciones del mundo a través de la cooperación internacional. Hemos puesto en práctica programas de cooperación en 157 países, en las esferas de la salud, la educación y el deporte, entre otras especialidades. Actualmente, más de 65 000 colaboradores de la salud brindan sus servicios en 65 naciones. El internacionalismo, el humanismo y la solidaridad guían la política exterior cubana.
Para finalizar, permítame reiterar el total compromiso de Cuba en la implementación de la Agenda 2030 y la búsqueda de un mundo más justo, equitativo, inclusivo y resiliente.
Muchas gracias.