Ante todo, quisiera agradecer a la Alianza de Civilizaciones por su liderazgo en la promoción de una cultura de paz y tolerancia en el complejo contexto internacional que atravesamos. También agradezco a las Misiones de Egipto y Emiratos Árabes Unidos por sus esfuerzos para declarar el Día Internacional de la Fraternidad Humana.
Conmemorar cada año un día dedicado a la fraternidad entre los seres humanos contribuirá a la implementación de la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz. La promoción de la paz, la convivencia pacífica, la tolerancia, el respeto mutuo, la cooperación internacional y la solidaridad, que forman parte del sentimiento de fraternidad, son principios y valores que Cuba comparte plenamente.
La promoción de una cultura de paz y tolerancia entre las distintas religiones y formas de civilización, resulta esencial. No puede haber desarrollo económico ni justicia social para todos sin paz y sin un entorno de respeto a nuestras legítimas diferencias.
Muchos han sido los ejemplos positivos en los últimos años en materia de promoción de la paz, el diálogo y el entendimiento entre religiones y culturas. Uno de ellos es el encuentro que sostuvieron en La Habana, en 2016, el Papa Francisco y el Patriarca Kiril. Este encuentro fue el primero de su tipo en un milenio.
Ahora bien, para que haya paz, deben cumplirse estrictamente los propósitos y principios de la Carta de la ONU y el Derecho Internacional, en particular la prohibición del uso y amenaza del uso de la fuerza, la no injerencia en los asuntos internos, el respeto a la soberanía y la autodeterminación.
La supresión de medidas coercitivas unilaterales contrarias a la Carta de la ONU y el Derecho Internacional, es también consustancial al propósito de avanzar la cultura de paz y de fraternidad humana.
La pandemia de la COVID-19 ha exacerbado las inequidades, desigualdades e injusticias del orden internacional actual. Hemos visto con estupor la falta de solidaridad y el avance del unilateralismo, en particular en algunos de los países más desarrollados.
También resulta preocupante que se aproveche la pandemia para promover ideas supremacistas, racistas y xenófobas, que sólo generan división y confrontación, entre los países y al interior de estos.
Sólo a través de la cooperación internacional y el diálogo respetuoso de nuestras diferencias, podremos avanzar juntos en la solución de los problemas comunes que enfrentamos, entre ellos la COVID-19, la discriminación racial, la intolerancia religiosa y la xenofobia.
Para ello, será imprescindible apoyar las plataformas que promueven la paz, el diálogo, la tolerancia y el respeto mutuo, como la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas y, a partir de este año, el Día Internacional de la Fraternidad Humana. En ese empeño, cuéntese con Cuba, pues somos un país de paz.
Muchas gracias.