Señora presidenta:
Nos asociamos a las intervenciones de Paquistán, a nombre del Grupo de los 77 y China; Antigua y Barbuda, a nombre de la Alianza de Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, y Venezuela, a nombre del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta.
La pandemia COVID-19 ha expuesto las inmensas desigualdades estructurales y desafíos que enfrentamos, que acechan en particular al mundo en desarrollo. Sin embargo, incluso antes de la pandemia, era una realidad que el ritmo y nivel de implementación era insuficiente para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030 y, en particular, la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones.
Señora presidenta:
No podremos erradicar definitivamente la pobreza en todas sus formas y dimensiones, como aspira la Agenda 2030, si se continúan dedicando multimillonarios recursos en gastos militares que pudieran dedicarse al desarrollo de nuestros pueblos; si se mantienen prácticas proteccionistas y unilaterales en las relaciones económicas, financieras y comerciales, en detrimento de los países en desarrollo; si se continúa socavando el marco multilateral vigente y se implementan de manera creciente medidas económicas coercitivas unilaterales, que violan la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.
Para erradicar la pobreza en todas sus formas y dimensiones tenemos que eliminar las causas fundamentales que crean y perpetúan el subdesarrollo.
La brecha sería menor si los países menos adelantados no tuvieran que gastar cerca del 14% de sus ingresos solo para pagar intereses asociados a la deuda externa, varias veces ya pagados mediante draconianos intereses.
Reduciríamos las asimetrías si el Norte destinara al menos el 0,7% de su Producto Nacional Bruto para la Ayuda Oficial al Desarrollo, una promesa incumplida por más de cuatro décadas. La cifra hoy apenas alcanza el 0,33 %.
La creación de un entorno favorable e inclusivo a todos los niveles para el crecimiento y el desarrollo de todos sigue siendo sólo una utopía.
El sistema financiero está hoy en manos de unos pocos consorcios que lucran con la especulación y las reservas del Tercer Mundo. Una exigua minoría determina las instituciones poco transparentes que controlan las operaciones bancario-financieras globales.
Los recursos existen, pero falta voluntad política de los gobiernos de los países desarrollados.
Señora presidenta:
Rechazamos el empleo del sistema financiero mundial en función de una agenda política unilateral.
Cuba ha sido víctima por más de 6 décadas de un férreo, criminal e ilegal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, que ha escalado, desde el 2019 hasta hoy, a dimensiones mucho más agresivas y mecanismos brutales de persecución, coerción e intimidación a entidades bancario-financieras, para intentar aislar al país y privarlo de recursos básicos.
A pesar de los enormes desafíos, el pueblo y gobierno cubanos no han cejado en su empeño de avanzar en la construcción de una sociedad socialista más justa, democrática, próspera y sostenible.
Trabajamos por recuperar la vida económica y social del país; apoyar la transformación de nuestras comunidades, y sostener y ampliar los programas sociales.
Cuba cree firmemente que, junto con la solidaridad y la cooperación de la comunidad internacional, la cooperación Sur-Sur, que es un complemento y no un sustituto de la tan necesaria Cooperación Norte-Sur, puede representar un aporte valioso a nuestros esfuerzos colectivos para abordar la erradicación multidimensional de la pobreza
Señora presidenta:
Permítame concluir reiterando el firme compromiso de Cuba en pos de contribuir a poner fin a la pobreza en todas sus formas y dimensiones y de seguir compartiendo con otros pueblos el capital humano creado por la Revolución cubana, así como nuestras mejores experiencias.
Muchas gracias