Su Excelencia, Sr. Philemon Yang, Presidente del 79 período de sesiones de la Asamblea General,
Estimada Sra. Celinda Sosa Lunda, Ministra de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia,
Sr. Li Junhua, Secretario general adjunto para Asuntos Económicos y Sociales,
Excelencias, distinguidos delegados e invitados:
Vivir en armonía con la naturaleza debería significar para todos los Estados miembros de las Naciones Unidas un imperativo ético, social, político y económico.
La crisis medioambiental que enfrenta el planeta desde hace décadas ha socavado gravemente el funcionamiento de nuestros ecosistemas y su capacidad de regeneración, agotando los recursos de nuestro planeta y poniendo en peligro todas las formas de vida.
Cada año, el mundo pierde 10 millones de hectáreas de bosques. Cerca de un millón de especies se encuentran en peligro de extinción. Los océanos se llenan de plásticos y se vuelven más ácidos. El calor extremo, las inundaciones y otros eventos climáticos son cada vez más severos. La Madre Tierra claramente nos pide que actuemos.
Señor Presidente,
Lograr un desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza y alcanzar un equilibrio justo entre las necesidades económicas, sociales y medioambientales de las generaciones presentes y futuras, supone abordar las causas de esta crisis, que resulta de patrones de producción y consumo insostenibles, creados y perpetuados por los países desarrollados.
La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Todo lo que contribuya hoy al subdesarrollo y la pobreza, constituye también una violación flagrante de la ecología.
Es imperativo transformar el injusto orden económico internacional existente y eliminar las desigualdades y la pobreza en todas sus formas y dimensiones.
Para que los países en desarrollo puedan cumplir estas metas, se requiere una verdadera voluntad política de las naciones desarrolladas en materia de transferencia de tecnología, ayuda oficial al desarrollo, creación de capacidades, finanzas climáticas para la adaptación y mitigación de los efectos adversos del cambio climático y para resarcir sus pérdidas y daños.
Resulta también esencial que cumplan sus compromisos de reducción de emisiones y asuman su responsabilidad y deuda ecológica histórica con la humanidad, de conformidad con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas y capacidades respectivas.
Sr. Presidente,
En Cuba, los pilares del desarrollo sostenible están integrados a la Constitución de la República. Persistimos en nuestros esfuerzos por llevar a cabo una política medioambiental coherente que garantice la consecución de nuestro legítimo derecho al desarrollo, y seguiremos defendiendo el derecho de nuestra especie a existir en armonía con la naturaleza.
Hoy más que nunca adquiere vigencia el llamado que hiciera el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en 1992, cuando expresó y cito: "Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”.
Muchas gracias.