Señor Presidente,
Cuba se asocia a las intervenciones realizadas por las distinguidas delegaciones de Samoa en nombre de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y Venezuela en nombre del Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de la ONU, y en adición al discurso pronunciado por nuestra delegación en nombre del G77 más China, quisiera agregar los siguientes comentarios en capacidad nacional.
Los países en desarrollo nos enfrentamos al alto riesgo de ser dejados atrás. Continuamos siendo los más afectados por el hambre, la pobreza extrema, el impacto negativo del cambio climático y las consecuencias del actual orden económico y financiero internacional, profundamente injusto y excluyente.
Al sumarse a estos factores externos las deficiencias estructurales de las economías de nuestros países, la fórmula se complejiza y las naciones en desarrollo, a pesar de tener la voluntad de invertir en la diversificación de sus economías, ello se les dificulta, debido a su limitado espacio fiscal.
En 2022, 25 países en desarrollo dedicaron más de una quinta parte de sus ingresos totales al servicio de la deuda pública externa. Una nación que tenga que dedicar ese monto de recursos para ese fin, no cuenta con la liquidez necesaria para invertir en la esfera social y al mismo tiempo incentivar la producción de bienes y servicios, el desarrollo de la tecnología, la innovación y aumentar la competitividad de sus productos.
El aumento de la carga del servicio de la deuda reduce aún más el espacio fiscal que los países necesitan para invertir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Debemos de una vez transformar los compromisos en hechos, y la voluntad política en acciones.
Se necesita con urgencia una solución integral y duradera a los problemas del endeudamiento externo, no soluciones temporales. Los países en desarrollo no pueden avanzar si continúan arrastrando una deuda cuyo desmesurado monto, el cual alcanzó los 11,4 billones de dólares en 2022, obstaculiza sus esfuerzos para enfocarse en el desarrollo.
Los países del Sur necesitan apoyo a través de acciones concretas que incluyan financiación externa en condiciones favorables, desarrollo de capacidades y transferencia de tecnología. Es incomprensible que tengamos que reiterar cada año que muy pocas naciones desarrolladas cumplen su compromiso de ofrecer el 0.7% del PIB como Ayuda Oficial para el Desarrollo, mientras algunas potencias derrochan recursos billonarios en gastos militares.
Las Naciones Unidas son el escenario propicio para acordar y concretar la reforma estructural que requiere el actual sistema financiero internacional, y que tanto han defendido los países en desarrollo durante décadas. Un sistema que hace muchas décadas amplía y consolida las desigualdades.
Señor Presidente,
Debemos defender y fortalecer un sistema multilateral de comercio basado en normas, abierto, transparente, inclusivo y no discriminatorio, que garantice y amplíe sus disposiciones de tratamiento especial y diferenciado para todos los países en desarrollo, y ponga al desarrollo en su centro.
Rechazamos la aplicación de medidas económicas coercitivas unilaterales, las cuales son incompatibles con el Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas. Cuba resiste, hace más de sesenta años, un bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los EE.UU., que constituye el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de mi país. Estas acciones no fueron ni siquiera objeto de flexibilidad cuando atravesamos la pandemia de la COVID-19, lo cual reafirmó su carácter inhumano.
Esta política impide que mi país pueda establecer con normalidad relaciones económicas, comerciales y financieras con el mundo.
Señor Presidente,
Si queremos evitar que la brecha en el camino al desarrollo siga aumentando, y que las diferencias entre los países desarrollados y las naciones en desarrollo se sigan ampliando, debemos empezar a actuar y dejar atrás el individualismo y la exclusión. Solo a través de la justicia, la inclusividad y el respeto podremos lograr el bienestar y la prosperidad de nuestras poblaciones.
Permítame concluir reafirmando el compromiso de Cuba con la búsqueda de soluciones comunes a los retos macroeconómicos y de financiación para el desarrollo que permitan alcanzar un desarrollo económico sostenido e inclusivo en todos los países del mundo.
Muchas gracias.
