Señor Presidente:
Tomamos nota del informe de la Comisión de Consolidación de la Paz correspondiente a 2023 y del informe del Secretario General sobre el Fondo para la Consolidación de la Paz.
La importancia de un debate de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la paz se acrecienta ante el genocidio que acomete Israel, la Potencia Ocupante, contra el pueblo palestino, ante los ojos del mundo.
Ello se inserta en un contexto internacional en el que persisten conflictos bélicos, guerras no convencionales y frecuentes violaciones de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, como la injerencia en los asuntos internos de los Estados, incluido mediante tentativas de cambios de régimen; la imposición de medidas coercitivas unilaterales; y la promulgación de listas y certificaciones unilaterales políticamente motivadas, como la lista de Estados Unidos sobre Estados supuestamente patrocinadores del terrorismo.
Una paz sostenida y duradera precisa de la erradicación de las causas raigales de los conflictos, en particular de los problemas del desarrollo social y económico que afectan a nuestras naciones, en especial a las del Sur, como consecuencia del injusto orden internacional vigente.
Es inconcebible que se sigan derrochando exorbitantes recursos en artefactos cada vez más sofisticados para matar, mientras se siguen incumpliendo los compromisos de ayuda oficial para el desarrollo.
Señor Presidente:
Las actividades de consolidación de la paz deben llevarse a cabo desde las etapas tempranas de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz, para ayudar a los países que salen de un conflicto a desarrollar y fortalecer sus estrategias nacionales de desarrollo sostenible.
Los gobiernos nacionales tienen la responsabilidad principal en la implementación de estrategias para la consolidación y el sostenimiento de la paz. El papel de las Naciones Unidas es asistirlos en sus esfuerzos en ese sentido, según se le solicite y dentro del marco de las funciones y los mandatos otorgados a sus órganos.
Ello debe realizarse de conformidad con la Carta de la Organización y con pleno respeto del Derecho Internacional; así como sobre la base del consentimiento del Estado receptor y del respeto a la titularidad y prioridades nacionales.
Igualmente, precisa del respeto irrestricto a la igualdad soberana de los Estados, la solución pacífica de las controversias internacionales, la independencia política de los países, el principio de no injerencia en sus asuntos internos y el rechazo a la amenaza o al uso de la fuerza. Solo así se podrá apoyar, de forma objetiva e imparcial, la consolidación y el sostenimiento de la paz.
Reiteramos nuestro apoyo al llamamiento para incrementar los fondos destinados a las actividades de consolidación de la paz de las Naciones Unidas, para garantizar una financiación suficiente, previsible y continuada para estas actividades. Al propio tiempo, dichas actividades no deben desviar ni afectar los recursos asignados al desarrollo.
Señor Presidente:
Convencidos de que una paz duradera requiere de un entorno internacional basado en el respeto al multilateralismo y al derecho internacional y los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas; así como en el respeto a las relaciones de amistad y cooperación entre los países, concluyo reafirmando el compromiso permanente de Cuba con la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, contribución de nuestra región a la promoción de la paz.
Deben desterrarse para siempre todo discurso de odio y el uso y la amenaza del uso de la fuerza.
Muchas gracias.
