Intervención de Embajadora Nadieska Navarro Barro, Misión Permanente de Cuba ante las Naciones Unidas, durante el Diálogo interactivo de Alto Nivel sobre Cultura y Desarrollo Sostenible: Cultura como bien público global.

Nueva York, 5 de julio de 2023

Excelencias,

Distinguidas delegaciones,

¿Qué define a un país? ¿Acaso son sus riquezas o su extensión territorial? Todo el legado de una nación puede desaparecer si solo se basara en posesiones materiales y no expresara la vida espiritual del pueblo que las produjo.

Yo provengo de un país que no posee grandes riquezas, pero ha sabido afianzar la cultura como “espada y escudo de la nación”, tal y como expresara el líder de la Revolución cubana Fidel Castro.

La campaña para erradicar el analfabetismo fue una de las primeras batallas libradas luego del triunfo revolucionario de 1959. Gracias a esa iniciativa, hoy nos ubicamos en el primer lugar en el Índice de Desarrollo de la Educación para Todos de América Latina y el Caribe, con casi el 99,8% de la población alfabetizada.

Este fue el primer paso para lograr el acceso masivo a la cultura y para que esta se convirtiera en un bien público y en un derecho fundamental de todos los cubanos, honrando así la máxima del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, quien expresara que “ser culto es el único modo de ser libre”.

La cultura ha jugado un papel clave en la supervivencia del país y en el enfrentamiento a cada desafío. El reconocimiento y la consolidación de una identidad cultural propia estuvo en la base misma de la gestación de nuestra nación. Gracias a la cultura de resistencia desarrollada por nuestro pueblo, logramos superar día a día los obstáculos que nos impone el bloqueo económico, comercial y financiero de los EE.UU., principal freno a nuestro desarrollo.

Esa cultura de la resistencia ha distinguido también al Sur. En la batalla de nuestros pueblos por la emancipación ha estado siempre presente la defensa de nuestros valores culturales. El derecho a acceder, generar, conservar y transferir la cultura es simplemente el derecho de nuestros pueblos a existir, frente a los intentos de homogenizar al mundo en una única y conveniente cultura de consumo.

El respeto a la diversidad cultural es, precisamente, la única garantía de una paz duradera en el mundo. Al mismo tiempo, la cultura es un componente esencial en los esfuerzos por alcanzar el desarrollo sostenible. La construcción de un mundo mejor y nuestra promesa de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible dependen de que la hoja de ruta sea guiada por la cultura.

Tal y como se propuso en MONDIACULT 2022 y se reafirmó en la reciente Reunión de Ministros de Cultura del G77 y China, celebrada en La Habana, la cultura debe incluirse como un Objetivo de Desarrollo Sostenible estructurado y específico en la Agenda que seamos capaces de concebir más allá de 2030.

Sólo la búsqueda de valores culturales auténticos y la garantía del acceso generalizado a la cultura en sentido amplio respaldará la intención de que esta se convierta en un bien público global. Nuestros pueblos lo merecen.

Gracias.