Señora Presidenta:
Suscribimos la declaración de Indonesia, en nombre del Movimiento de Países No Alineados, y de Kazajstán, en nombre de los Estados Partes y Signatarios del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares.
Año tras año, arribamos a este debate de la Primera Comisión con la frustración de no observar progresos en materia de desarme nuclear, a pesar de obligaciones y compromisos que exigen un mundo libre de armas nucleares.
Es lamentable que, tras casi 8 décadas de que el mundo conociera las nefastas consecuencias de las bombas nucleares lanzadas por los Estados Unidos en 1945 sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, aún existan más de 12 mil ojivas nucleares, suficientes para destruir varias veces el planeta. De ellas, casi 4 000 están desplegadas, cifra superior a la del pasado año, incluyendo unas 2 100 que se mantienen en estado de alerta operativa alta en misiles balísticos.
El panorama no es alentador ante la continua modernización de los arsenales nucleares y la persistencia de posturas y doctrinas militares sustentadas en la disuasión nuclear, la llamada “estabilidad estratégica”, o la supuesta necesidad de “crear condiciones para el desarme nuclear”. El fracaso reiterado de las últimas Conferencias de Examen del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP) nos aleja aún más del objetivo de un mundo libre de armas nucleares. La Comisión de Desarme tampoco ha podido adoptar recomendaciones específicas sobre desarme nuclear.
Seguir ignorando la amenaza real que representa la mera existencia de las armas nucleares podría tener consecuencias devastadoras para la supervivencia de la especie humana y el planeta.
Urge globalizar la proscripción categórica de la existencia, el uso y la amenaza del uso de las armas nucleares y de todo tipo de ensayo nuclear, mediante la universalización del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN). La adhesión de tres nuevos países a este trascendental instrumento, este año, tributa a ese propósito. Confiamos en que la Tercera Reunión de Estados Parte del Tratado contribuirá también a ello.
Es esencial, igualmente, la entrada en vigor del Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.
La región de América Latina y el Caribe ha hecho un gran aporte, al ser la primera Zona Libre de Armas Nucleares en un área densamente poblada, posteriormente proclamada como Zona de Paz, y al contar con el mayor número de Estados Parte en el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares y donde todos los países son Parte del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares y del Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. Todo esto enorgullece a Cuba y nos compromete aún más a continuar promoviendo la eliminación total de las armas nucleares, en correspondencia con los principios de nuestra política exterior, refrendados en la Carta Magna de nuestra nación.
Sobre la base de esta posición de principios invariable, abogamos por el establecimiento de una Zona Libre de Armas Nucleares y Otras Armas de Destrucción Masiva en el Medio Oriente.
Apoyamos, igualmente, el derecho inalienable de todos los Estados a desarrollar la investigación, producción y utilización de la energía nuclear con fines pacíficos.
Hónrese la promesa colectiva de ofrecer la más alta prioridad al desarme nuclear, sin más dilación ni condicionamientos.
Muchas gracias.
