Queridas hermanas, hermanos y camaradas.
En septiembre de 1960, Malcolm X y Fidel Castro forjaron una alianza de solidaridad en Harlem. En el Hotel Theresa, donde Malcolm se aseguró de que Fidel fuera recibido con dignidad en medio de la hostilidad estadounidense, su diálogo trascendió las fronteras.
Este encuentro profundizó su comprensión de los vínculos inseparables entre el antiimperialismo y las luchas antirracistas en Estados Unidos y las batallas anticoloniales en el Tercer Mundo.
Bajo estos principios Fidel fundó el ICAP en diciembre del mismo año en que tuvo lugar este encuentro con el llamamiento "la causa de los oprimidos es una", de Cuba a Harlem, de África a América Latina.
Si hoy estuvieran entre nosotros, sin duda estarían debatiendo cómo el neocolonialismo se reinventa en la era digital, el impacto del capitalismo global en la crisis climática y la urgencia de detener el genocidio en Palestina, y la guerra económica contra el pueblo cubano.
Hoy no podemos olvidar el legado de otro luchador.
Conmemoramos el 147 aniversario de la Protesta de Baraguá, donde Antonio Maceo rechazó la humillación colonial, como prueba del espíritu indomable de los cubanos.
Malcolm y Fidel, como Maceo, nos enseñaron que la dignidad no es negociable. Retroceder no es una opción.
Ellos llamarían a una nueva generación para reclamar a la humanidad de las garras de la codicia.
Malcolm instará a despertar la conciencia crítica y a reclamar el poder mediante la educación y la organización colectiva. **Fidel insistiría en la unidad de los marginados, en convertir las redes sociales en trincheras de la verdad revolucionaria y en defender la soberanía del pueblo frente a los monopolios tecnológicos. Juntos, nos recordarían que la lucha no es una historia del pasado, sino un mandato del presente: "No se trata de esperar un mundo mejor, sino de construirlo con las manos en la tierra y la mirada en el horizonte."
Que vivan Fidel y Malcolm
Q viva la solidaridad