INTERVENCIÓN DE S.E. INÉS MARÍA CHAPMAN WAUGH, VICEPRIMERA MINISTRA DE LA REPÚBLICA DE CUBA, DEBATE GENERAL DE LA IV CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE LA FINANCIACIÓN PARA EL DESARROLLO, SEVILLA, ESPAÑA.

S.E. António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas,

S.E. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España,

S.E. Lin Junhua, secretario general Adjunto de la ONU para Asuntos Económicos y Sociales,

Distinguidos delegados e invitados:

Tengo el honor de hablar en nombre del presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Expresamos nuestro reconocimiento al Gobierno de España por acoger esta Conferencia y agradecemos su gestión y hospitalidad.

Suscribo los discursos pronunciados por Iraq a nombre del Grupo de los 77 y China, y por Palau a nombre de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.

A diez años de la III Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, llegamos a Sevilla en un contexto mundial sumamente complejo, marcado por guerras y amenazas de guerra; donde el Derecho Internacional y el multilateralismo están amenazados y se cuestiona la utilidad de las Naciones Unidas; donde prevalece un orden internacional profundamente injusto, antidemocrático y excluyente que privilegia a los ricos, y donde se nos anuncia, sin reparos, que la Ayuda Oficial al Desarrollo continuará disminuyendo para financiar a la industria armamentista.

¿Cómo explicar que mientras las potencias desarrolladas gastan 2.7 billones de dólares al año en armas[1], los países del Sur luchan por sobrevivir entre deudas asfixiantes y promesas incumplidas?

¿Cómo entender que se rescatan bancos en horas, pero que los mínimos compromisos que asumimos al aprobar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible no se cumplirán por falta de financiamiento?

¿Cómo concebir que el pueblo de Haití siga esperando por los recursos y la cooperación para su desarrollo, que le permita atender las causas raigales de su difícil situación?

¿Cómo comprender que se eliminen los financiamientos indispensables para la supervivencia del pueblo de Palestina, víctima de un genocidio?

Esta Conferencia nos brinda la oportunidad de responder a estas interrogantes de larga data y avanzar en la agenda global de financiación para el desarrollo, pero se requiere determinación, compromiso y voluntad política, sobre todo por parte de las naciones desarrolladas.

Sin embargo, el proceso hasta aquí, en particular los frágiles consensos que se plantean en el Documento Final de esta Conferencia, demuestran que en esta década se han atrincherado las posiciones contrarias al verdadero desarrollo del Sur. 

Esta férrea oposición a nuestros reclamos, mantiene en vigor el yugo colonial de la deuda externa. Lo alcanzado es un tímido avance en el establecimiento de un mecanismo multilateral para la negociación de la deuda soberana, que permita un tratamiento justo, balanceado y orientado hacia el desarrollo.

Tampoco se avanza como requerido, en una reforma de las instituciones financieras internacionales.  Es hora de que se entienda que los países en desarrollo no buscamos dádivas; demandamos un trato justo e inclusivo.

Ha sido una batalla incluir el llamado a la eliminación de las medidas coercitivas unilaterales, que lastran el desarrollo de los países que las sufren, como el injusto e ilegal bloqueo que los Estados Unidos sigue imponiendo a Cuba desde hace más de 60 años. Resulta inaplazable que promovamos acciones concretas que resulten en el fin de estas medidas violatorias de la Carta de la ONU y el Derecho Internacional.

Sr. Presidente:

El contexto actual de serias amenazas a la paz y la seguridad internacionales, cuyo ejemplo más reciente es la agresión por parte de Israel y Estados Unidos a la República Islámica de Irán, la cual condenamos de manera enérgica, viola gravemente la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, al tiempo que atenta contra las aspiraciones y esfuerzos de desarrollo de nuestros pueblos.

Sr. Presidente:

Los recursos abundan. Sufragan las bombas que matan niños, las bolsas de valores que especulan con el hambre; las sociedades de consumo, que destruyen el medio ambiente. Se precisa una genuina voluntad política para redistribuir con justicia las riquezas disponibles en el planeta. ¡Es hora de actuar con determinación!

Muchas gracias.