Señores Presidente y moderador,
El principio de igualdad y no discriminación tiene pleno reconocimiento en el marco normativo cubano, incluida la Carta Magna de 2019.
A diferencia de la realidad cotidiana en Estados Unidos, donde sí existe un problema grave de racismo estructural y sistémico, nutrido de un aparato político gubernamental que justifica o normaliza los comportamientos racistas y discriminatorios; en Cuba todos somos iguales ante la ley, recibimos la misma protección y trato de las autoridades y gozamos de los mismos derechos, libertades y oportunidades. La discriminación de todo tipo, incluida aquella por motivo racial, está proscrita y es sancionada severamente por la ley.
No existe discriminación en el acceso a la educación y la salud, que constituyen derechos universales y gratuitos para todos. Tampoco hay discriminación en el acceso a los principales cargos del Estado y el Gobierno.
El 45,11% de los diputados de la actual legislatura del Parlamento cubano son negros y mulatos. También lo son el Vicepresidente de la República, el Presidente del Parlamento y el Consejo de Estado, una Viceprimera Ministra, el Presidente del Tribunal Supremo, el Ministro de Justicia y la Ministra-Presidente del Banco Central de Cuba.
Aún así, no nos sentimos satisfechos. Seguiremos trabajando sin descanso en la completa erradicación de cualquier vestigio de racismo o discriminación racial que puedan subsistir en el entorno social. El Programa Nacional contra el Racismo y la Discriminación Racial “Color Cubano”, conducido personalmente por el Presidente de la República, persigue este objetivo.
Somos una nación que se siente orgullosa de su mestizaje. La ejecutoria antirracista de mi país, dentro y fuera de sus fronteras, es ampliamente conocida. Nada nos detendrá en la construcción de una sociedad cada vez más justa para todos, por el camino socialista escogido libremente y soberanamente por nuestro pueblo.
Muchas gracias.