¡Queridos hermanos y hermanas de la solidaridad! ¡Compañeros y compañeras de lucha
Hoy nos reunimos en este emblemático Centro Malcolm X de Nueva York, un espacio que respira historia, resistencia y esperanza. Un lugar que, al igual que nuestra querida Cuba, ha sido testigo de luchas, sacrificios y victorias. Es un honor estar aquí, rodeados de tantos rostros que han dedicado su vida a la causa más noble: la solidaridad entre los pueblos.
Aquí, donde resonaron palabras para desafiar al racismo y al colonialismo, renovamos nuestro compromiso con los ideales de *Fidel Castro* y "Malcolm X**: dos revolucionarios que, desde trincheras distintas, sembraron en la humanidad la semilla indestructible de la rebeldía.
En primer lugar, quiero expresar nuestro más profundo agradecimiento a cada uno de ustedes, a los integrantes del movimiento de solidaridad con Cuba, principalmente aquí en los Estados Unidos. Ustedes han sido faros de luz en los momentos más oscuros, voces que se alzan contra la injusticia y brazos que se extienden para tender puentes de amistad. Su apoyo inquebrantable ha sido y sigue siendo un pilar fundamental en nuestra lucha por la justicia y la dignidad, ¡Gracias, mil veces gracias!
Hoy iniciamos esta Conferencia por la Normalización de las Relaciones entre EE.UU. y Cuba con un espíritu de esperanza, pero también con la firmeza que nos da la historia. Este año celebramos el *65 aniversario de la fundación del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP)*, una institución cuya historia está entrelazada con el activismo solidario de movimientos como el que ustedes representan. EI ICAP nació como un puente entre Cuba y el mundo, su historia se entrelaza con la de miles de activistas en EE.UU. y el mundo que, ante mentiras y calumnias, respondieron con verdades y abrazos. Hoy, más que nunca, sigue siendo un símbolo de la resistencia y la amistad entre los pueblos.
Al recordar estos 65 años, no podemos dejar de evocar las figuras de dos gigantes cuyas luchas y legados nos inspiran: *Fidel Castro y Malcolm X*. Ambos, desde trincheras distintas, pero con un mismo propósito, dedicaron sus vidas a la lucha por la justicia social, la igualdad y la dignidad humana. Fidel, con su visión revolucionaria y su fe inquebrantable en el poder del pueblo, nos enseñó que no hay desafío demasiado grande cuando se lucha por un ideal justo. Malcolm X, con su voz firme y su compromiso con la liberación de los oprimidos, nos recordó que la lucha por los derechos humanos no conoce fronteras ni colores.
Ambos líderes nos legaron un mensaje claro: la solidaridad no es solo un acto de generosidad, sino un deber moral en la lucha contra la opresión. Y es precisamente esa solidaridad la que nos convoca hoy aquí. Porque, aunque hemos avanzado, el camino hacia la normalización de las relaciones entre nuestros países sigue lleno de obstáculos. El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba sigue siendo una realidad cruel que afecta diariamente a nuestro pueblo. Es una política injusta, inmoral y anacrónica que no solo limita nuestro desarrollo, sino que intenta doblegar la voluntad de un pueblo que ha elegido ser libre.
Sin embargo, permítanme decirles con toda la fuerza de mi convicción: ¡Cuba no se rendirá! Porque somos un pueblo que ha aprendido a convertir los desafíos en oportunidades, las adversidades en fortalezas y los sueños en realidades.
Y lo hemos logrado, en gran medida, gracias al apoyo de amigos como ustedes, que desde todas partes del mundo han alzado sus voces para decir: "Basta ya al bloqueo!".
A ustedes, amigos de la solidaridad norteamericana, les decimos "¡Gracias! ** Gracias por no callar ante el bloqueo más largo y cruel de la historia, un castigo colectivo que asfixia a nuestro pueblo, pero no doblega su espíritu. Gracias por denunciar las 243 medidas que recrudecen esta guerra económica, por movilizarse contra la inclusión de Cuba en listas absurdas, y por exigir que se nos trate no como enemigos, sino como nación soberana.
Queridos amigos, este es un momento crucial. La lucha por la normalización de las relaciones entre EE.UU. y Cuba no es solo una batalla política; es una batalla por la humanidad, por el derecho de los pueblos a decidir su destino sin interferencias ni coerciones. Es una batalla por demostrar que el diálogo, el respeto y la cooperación pueden más que el odio y la división.
Por eso, hoy les hago un llamado: sigamos unidos en esta lucha. Sigamos trabajando juntos para derribar los muros que nos separan y construir puentes que nos acerquen. Sigamos siendo voces de razón en medio del ruido, faros de esperanza en medio de la oscuridad. Porque la solidaridad no es solo un acto de resistencia; es un acto de amor, de fe en la humanidad y en la posibilidad de un mundo mejor.
Malcolm X, y Fidel, nos dejaron un mandato: "unidad en la diversidad, lucha sin tregua contra la opresión**.
Hoy, cuando resurgen discursos de odio y fascismos modernos, su ejemplo nos gula. Cuba, pese al bloqueo, no ha claudicado en enviar médicos a los rincones más olvidados del planeta. ¿No es eso el socialismo en acción? Solidaridad versus egoísmo, humanismo versus ganancia.
El camino es largo, pero ¿acaso no aprendimos de Malcolm y Fidel que la esperanza es un arma? Ellos nos miran hoy y sonríen, porque saben que su semilla germina en esta multicolor resistencia.
¡Que vivan los pueblos solidarios! ¡Que vivan Fidel y Malcolm X!
¡Hasta la victoria siempre!
*Patria o Muerte! ¡Venceremos! *