Estimados amigos y hermanos de lucha,
Nos sentimos honrados con su presencia en este homenaje por el aniversario 64 de los Asaltos a los Cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo.
Nos reunimos hoy aquí para rendir tributo a quienes entregaron su vida durante esa heroica gesta; a quienes pudieron ver el fruto del sacrificio de aquel día y también a los combatientes que todavía nos siguen guiando con su ejemplo.
Las acciones revolucionarias del 26 de julio de 1953 cambiaron para siempre la vida de los cubanos. Marcaron el inicio de la etapa culminante y decisiva del largo batallar por nuestra liberación plena, por conquistar nuestra soberanía e independencia total.
Como es conocido, desde el 10 de marzo de 1952, Cuba era gobernada por el dictador Fulgencio Batista, quien llegó al poder en contubernio con EE.UU. perpetrando un golpe de estado para establecer una tiranía sangrienta, caracterizada por una política sistemática de feroz represión, asesinato, tortura y despojo absoluto de los derechos más elementales del pueblo cubano.
Durante dicho período, se acrecentó el sometimiento a los dictámenes de la Casa Blanca y la Embajada yanqui en La Habana. Asimismo, la dominación económica por parte de grandes transnacionales imperiales y la corrupción político-administrativa se elevaron a niveles aún superiores a los conocidos durante los gobiernos anteriores.
En medio del profundo repudio general que provocó el regreso de Batista al poder y el descontento social emanado del régimen de explotación reinante, la pobreza y el desamparo de las masas desposeídas, un grupo de jóvenes ortodoxos, liderado por Fidel Castro -la Generación del Centenario- demostró que el Apóstol José Martí no moriría en el año de su centenario, e inició la lucha armada, primer paso para lograr la definitiva independencia de Cuba.
Su objetivo no se enmarcaba en un afán de gloria ni de prestigio, mucho menos ambiciones personales, sino en comenzar la gran obra de la Revolución en nuestro país y emprender el futuro “Programa del Moncada”.
Pese a la derrota militar, las acciones del 26 de julio fueron el motor pequeño requerido para ayudar a arrancar al gran motor de la Revolución popular, que no culminaría hasta el Triunfo de la Revolución, el 1ro de enero de 1959, cinco años, cinco meses y cinco días después de la acción del Moncada.
Amigos y hermanos:
Esta conmemoración nos invita a reflexionar sobre lo que era Cuba antes de 1959, sobre el presente y, sobre todo, el futuro de nuestra lucha.
Enfrentamos hoy una coyuntura internacional caracterizada por crecientes amenazas a la paz y la seguridad internacionales, guerras de intervención, peligros para la sobrevivencia de la especie humana y un orden económico internacional injusto.
La situación en nuestro continente se ha vuelto cada vez más compleja, tras la llegada al poder de la oligarquía en varios países y la ofensiva del imperialismo para golpear las fuerzas progresistas y revolucionarias en América Latina.
En ese contexto, expresamos nuevamente nuestra solidaridad con la Revolución bolivariana y chavista, con la unión cívico-militar del pueblo venezolano y con el gobierno encabezado por el presidente constitucional Nicolás Maduro Moros.
Ratificamos nuestro compromiso de seguir apoyando la defensa de Venezuela y la posición digna, valiente y constructiva del presidente Nicolás Maduro.
Jamás dejaremos solo a Evo Morales, verdadero líder de Bolivia y de todos los pueblos originarios. Seguiremos apoyando al Comandante Daniel Ortega y a la Revolución sandinista. Felicitamos la victoria electoral de Lenin Moreno en Ecuador, que dará continuidad al fortalecimiento de la Revolución Ciudadana. Denunciamos las maniobras golpistas contra Lula en Brasil. Lula, Dilma Rousseff, el Partido de los Trabajadores y el pueblo brasileño tendrán siempre la solidaridad de Cuba.
Queridos amigos y hermanos:
El pasado 16 de junio, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la política de su gobierno hacia Cuba, marcada por el endurecimiento del bloqueo y retomando el obsoleto discurso de confrontación usado en el pasado contra nuestro país, en evidente desconocimiento de la historia de Cuba y de la determinación de los cubanos de seguir siendo libres, independientes y soberanos.
Una de las mayores lecciones que nos dejó el Comandante en Jefe, Fidel Castro, es la intransigencia revolucionaria y la fe permanente en la victoria. Para los revolucionarios y las revoluciones verdaderas no hay coyunturas fáciles. De ser así, no habría habido un 26 de julio; un 2 de diciembre; un 1ro de enero y otros tantos hechos significativos en nuestra historia.
Cuba no cederá en un ápice, ni realizará concesiones inherentes a su soberanía e independencia. Jamás negociaremos nuestros principios ni aceptaremos condicionamientos de ningún tipo, como no lo hemos hecho nunca en la historia de la Revolución.
Hemos expresado nuestra voluntad de continuar negociando los asuntos bilaterales pendientes con los Estados Unidos, pero respetando nuestras diferencias y sobre la base de la igualdad y el respeto a la soberanía y la independencia de nuestro país.
Seguiremos avanzando en la construcción de nuestro socialismo y en la implementación de los Lineamientos actualizados de la Política Económica y Social del Partido y de la Revolución. Con dichos lineamientos, ratificamos la continuidad de la Revolución, de sus logros y el carácter socialista de la Revolución Cubana.
Como expresara recientemente nuestro Presidente Raúl Castro, y cito: “al celebrar el Día de la Rebeldía Nacional, por primera vez sin la presencia física del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, propongámonos enfrentar los nuevos retos bajo la guía de su ejemplo, intransigencia revolucionaria y la fe permanente en la victoria”. (fin de la cita)
Es nuestro deber y responsabilidad con Fidel, con Raúl y con ustedes hermanos y hermanas, de no cejar en el combate. Como los asaltantes al Moncada, de construir una patria mejor, sueño supremo de José Martí; de mostrar a nuestros hermanos de América Latina y del mundo, que el pueblo cubano vencerá.
¡Gloria Eterna a nuestros mártires del 26 de julio!
¡Viva Fidel!
¡Viva Raúl!
¡Patria o Muerte, Venceremos!
