Palabras de la Embajadora Anayansi Rodríguez Camejo, Representante Permanente de Cuba ante ONU, en el acto conmemorativo del 91 Aniversario del Natalicio del Líder Histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz.

Queridos amigas y amigos del Movimiento de solidaridad con Cuba en los Estados Unidos;

Queridos hermanos de las misiones diplomáticas ante las Naciones Unidas que nos acompañan;

Una vez más deseo reiterar algo que hemos dicho en muchas ocasiones, cuando nos hemos referido a la figura del Líder Histórico de la Revolución Cubana: De Fidel nunca se podrá hablar en pasado.  Así lo sentimos todos los que hoy estamos aquí.

Cierto es que conmemoramos este 91 aniversario de su natalicio sin su presencia física y esa circunstancia nos provoca tristeza; inevitablemente se experimenta un vacío en nuestros corazones.

Pero no nos hemos reunido hoy para llorar o lamentar su pérdida física. Estamos hoy aquí para celebrar su vida; para expresar nuestro orgullo por haber tenido el privilegio de luchar junto a él y tenerlo como guía durante estos difíciles años para Cuba y para el mundo; por haber sido también protagonistas de esta obra de amor que es la Revolución cubana, a la que dedicó todas sus energías.  Estamos aquí para celebrar su vida porque Fidel no ha muerto,  Fidel  se ha multiplicado en nosotros y cada uno de nosotros es Fidel.

Celebramos la vida de un hombre que entregó la suya a la causa del bien común, a la causa de los más desposeídos de la Tierra; que   nos  enseñó que los principios no se negocian y que debemos defenderlos al precio de cualquier sacrificio, a vivir con dignidad, a levantar nuestra voz contra la injusticia y la discriminación;  a no rendirnos jamás; a desafiar las fuerzas dominantes. Fidel nos enseñó el valor de la unidad.

Fidel seguirá siendo la voz de la rebeldía, de la resistencia, de la esperanza.  Fidel nos recordará día a día que la lucha por la justicia social no tiene fronteras y que la solidaridad con otros pueblos del mundo, con los más necesitados, debe ser una cualidad esencial de cada revolucionario.

Fidel nos continuará enseñando que todos los que luchamos por una causa verdaderamente justa debemos ser perseverantes, que jamás debemos aceptar la derrota bajo ningún concepto; que debemos mantener siempre una inquebrantable fe en la victoria. 

Por eso hemos resistido casi 60 años de hostilidad y de férreo bloqueo económico comercial y financiero.

Por eso no nos quitan el sueño los recientes pasos dados por la actual administración de Estados Unidos, que ha decidido retomar la vieja política de hostilidad hacia Cuba y recrudecer el bloqueo, usando esta vez como pretexto supuestas “preocupaciones” sobre la situación de los derechos humanos y la democracia en Cuba.

Como ha dicho nuestro Presidente Raúl Castro, rechazamos la pretensión de manipular el tema de los derechos humanos contra Cuba,que tiene mucho de qué enorgullecerse por los logros alcanzados en esa materia, y no tiene que recibir lecciones de Estados Unidos ni de nadie.

Es bueno reiterar, una vez más, que Cuba está dispuesta a continuar negociando los asuntos bilaterales pendientes con los Estados Unidos, sobre la base de la igualdad y el respeto a la soberanía y la independencia de nuestro país. 

Pero también es bueno recordar que jamás renunciaremos a la construcción de nuestro Socialismo y que no nos apartaremos un ápice del camino que el pueblo cubano escogió de forma soberana.  Esa convicción la aprendimos de Fidel. 

Por eso también es bueno recordar sus palabras, en el discurso que pronunció el 1º de junio de 2002, cuando, dirigiéndose a otro presidente de los Estados Unidos que igualmente dio órdenes para endurecer la política de hostilidad contra Cuba, dijo. Y cito:

“Respete y respétese a sí mismo. El bloqueo criminal que nos promete endurecer multiplica el honor y la gloria de nuestro pueblo, contra el cual se estrellarán todos sus planes genocidas. ¡Se lo aseguro!”  (Fin de la cita)

Queridos hermanos,

Fidel sigue y seguirá estando vivo en cada uno de nosotros, en ustedes, los miembros de todas las generaciones del movimiento de solidaridad con Cuba en los Estados Unidos: los que contribuyeron a la formación del Movimiento 26 de julio a principios de los años 50 del pasado siglo; los que acompañaron y apoyaron desde aquí la lucha en la Sierra Maestra; los que acogieron a Fidel en el Hotel Theresa de Harlem; los valientes precursores de las Brigadas Antonio Maceo y Venceremos; los que no dudaron en poner en peligro sus propias vidas para romper el bloqueo en las caravanas de Pastores por la Paz; los que acompañaron las batallas por el regreso a su Patria de Elián y los Cinco Héroes Antiterroristas cubanos; y los que en todos estos años, incluidos los jóvenes que nos acompañan hoy, han respaldado la lucha contra el ilegal y criminal bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba.  En todos ellos, en todos ustedes, está presente el espíritu de Fidel.

Y ese mismo espíritu está presente también en la solidaridad que hemos recibido de los pueblos de América Latina y el Caribe, de África, de Asia y de Europa aquí representados.

Hermanos y hermanas:

Voy a concluir rememorando un breve fragmento del libro “Cien horas con Fidel”, de Ignacio Ramonet, quien, en los últimos minutos de aquella extensa entrevista, le preguntó al Comandante en Jefe:

“¿Ha pensado usted alguna vez en retirarse?”

Y Fidel respondió:

“Sabemos que el tiempo pasa y que las energías humanas se agotan.  Pero le voy a decir lo que les dije a los compañeros de la Asamblea Nacional el 6 de marzo de 2003, cuando me reeligieron presidente del Consejo de Estado.  Les dije: “Ahora comprendo que mi destino no era venir al mundo para descansar al final de mi vida. Y les prometí estar (…) todo el tiempo que fuera necesario, mientras tuviera conciencia de poder ser útil (…) ¿Cuánto tiempo voy a estar yo?  Eso debe decidirlo el pueblo…” Fin de la cita.

Y tu pueblo, Fidel, que ya no es sólo el pueblo cubano, son todos los hombres y mujeres dignos que, como ustedes queridos hermanos, tampoco descansan en esta lucha por lograr un mundo mejor y más justo, todos nosotros hemos decidido que estarás presente eternamente, que tus ideas y tu ejemplo estarán siempre vivos, que nuestro más firme compromiso será continuar tu obra.

Viva nuestro invicto y siempre presente Comandante en Jefe Fidel!

Viva la Revolución Cubana!

Hasta la Victoria, Siempre!

Patria o Muerte, ¡Venceremos!