Por: Alberto López Girondo, Jefe Sección Mundo Diario Tiempo Argentino. Cuando el 20 de marzo pasado el Air Force One se posó sobre el aeropuerto José Martí, quienes esperaban bajo la lluvia confiaban en que ese día histórico sería el puntapié inicial de una nueva era entre EE UU y Cuba. El “¿qué bolá Cuba?” del presidente Barack Obama sonó como una invitación a soñar en que los temas pendientes desde la vuelta al diálogo bilateral, el 17 de diciembre de 2014, iban a ser un trámite sencillo. Lo pensaron Raúl Castro y la plana mayor del gobierno revolucionario, que reclaman desde hace décadas terminar, entre otras cosas, con el sistema de castigos de la principal potencia del mundo contra los habitantes de una pequeña isla que eligió su propio camino.