Asunción, Paraguay. El multitudinario y entusiasta desfile de hoy produce un doble efecto. Con el orgullo de cubano, anhelando compartir semejante movilización como tantas veces, y con el fervor de ser hijo de esa Revolución victoriosa, asumiendo el deber de representarla con la dignidad que emana de ese pueblo. Imposible y a la vez innecesario definir la cantidad con exactitud: ¡¿más de medio millón de habaneros en esa legendaria explanada…y millones en toda la Isla!? Lo que sí es evidente es el mensaje: solo un pueblo en el poder es capaz de tal demostración. Es democracia sustentada en un modelo: el de nuestro Poder Popular.
Despuntando las luces de la alborada, con la dirigencia sindical, partidista y estatal iniciando el desfile en cada plaza provincial y en la capitalina Plaza de la Revolución para saludar a José Martí desde la legendaria explanada, símbolo de la energía de un pueblo en revolución, que se ha manifestado con estoicidad y espíritu inquebrantable en momentos aciagos, de luto, de triunfos y de lucha inclaudicable, como ocurre en la actualidad, desafiando el enfermizo desenfreno del enemigo imperial con alegría, consenso nacional y decisión de vencer los retos por difíciles que sean, conscientes de que solo con autodeterminación, sabiduría, creatividad, podremos asegurar el porvenir de la Patria sin renunciar a los sagrados principios de la libertad, la independencia y la soberanía.
Pero en esta movilización por el Día del Trabajador hay más. La defensa de la cubanía, basada en la dignidad conquistada, trasciende la motivación de lo nacional pues parte de su carácter autóctono es proyectarse para contribuir al bienestar de la humanidad, a través de la cooperación altruista en todos los continentes en múltiples esferas, hecho reconocido por el acompañamiento, el respeto y la admiración del movimiento solidario mundial hacia la Revolución Cubana.
Tal vez la magnitud de esa obra, que solo es factible en un sistema socialista, explicaría la agresiva y rapaz campaña enemiga que intenta destruirla, con la vil pretensión de desvirtuar esa generosa colaboración internacional, que constituye uno de los pilares irrenunciables del legado internacionalista de los héroes y mártires de la Patria, cuyo protagonista colectivo es precisamente todo un pueblo que construye y conduce su propio destino con una democracia participativa. (Cubaminrex / Embacuba Paraguay)