ECUADOR, Quito, 21 de octubre de 2016. “El Telégrafo”, periódico de alcance nacional y decano de la prensa ecuatoriana, publicó íntegramente la entrevista al Embajador de Cuba Rafael Dausá a propósito de la campaña cubana en contra del criminal bloqueo de Estados Unidos.
El próximo 26 de octubre, en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Cuba insistirá en la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos. Con esta serán 25 las ocasiones que la isla presenta esta resolución.
¿Qué espera Cuba de la ONU, tras años de resoluciones a favor del desbloqueo económico que Estados Unidos insiste en ignorar?
Desde 1992 Cuba presenta esta resolución de fin al bloqueo, que se aprobó en 23 ocasiones. Si bien las resoluciones de las Naciones Unidas (ONU) no son de obligatorio cumplimiento para los países, son de cumplimiento moral. En los últimos años votaron 186 países contra dos, 188 contra dos y el año pasado fueron 191 contra dos. Es decir, es el mundo contra EE.UU. e Israel. Eso demuestra que el bloqueo contra Cuba no solo es injusto e ilegal, sino que se trata de una violación flagrante de los derechos humanos de todo un pueblo. También viola numerosas regulaciones internacionales en el ámbito multilateral, porque no solo impide a las empresas de EE.UU. negociar con Cuba, sino que también sanciona a compañías extranjeras interesadas en hacerlo.
¿La reanudación de las relaciones diplomáticas y la reapertura de embajadas podrían incidir positivamente en esta ocasión?
Ojalá. Confiamos en que en esta ocasión el Gobierno estadounidense comprenda que el mundo está en contra de esta política. Pero que hayamos tenido 23 votaciones y que el Congreso no haya acatado, hace que no sea muy optimista. Sabemos que el presidente Barack Obama puede tomar algunas medidas para flexibilizar esa política, pero no lo ha hecho.
¿Qué medidas podría adoptar?
El gobierno de Obama permitió que empresas de telecomunicaciones inviertan en la isla y que empresas aeronáuticas vuelen regularmente a Cuba. Entonces, ¿por qué no permitir lo mismo a empresas de otras áreas? Por eso creemos que falta interés por parte del gobierno de Obama y que paralelamente mantiene esa política de pretender acabar con la Revolución. De hecho, algunos dicen abiertamente que quieren un cambio de régimen en Cuba. Nosotros decimos con claridad: somos libres y soberanos para escoger nuestro sistema económico y social. EE.UU. no es quién para tratar de influir en nuestra sociedad. Y precisamente ese es un obstáculo esencial para avanzar en la normalización de las relaciones. Para lograrlo plenamente EE.UU. tiene que retirar la base de Guantánamo y dejar de apoyar a los grupos enemigos del Gobierno cubano.
¿Cree que es viable sostener un ente como la ONU?
La ONU es un organismo importante porque durante años ha promovido la paz y facilitado el diálogo entre naciones. Lo que quizá hay que cambiar son las políticas de las naciones que se niegan a acatar sus resoluciones.
¿Cómo ha afectado el bloqueo a los cubanos?
Cuba está a 90 millas de EE.UU., por tanto ese es nuestro mercado natural. Imagine que algo que necesitamos comprar no podamos hacerlo ahí, sino que debemos buscarlo en Asia, eso incrementa el costo, el flete y el seguro. Por algo que cuesta $ 10 nosotros pagamos $ 30, si es que lo encontramos, porque EE.UU. también presiona a empresas de terceros países para que no negocien con Cuba. También tenemos dificultades para hacer transacciones en dólares, lo que encarece nuestras operaciones por el cambio de moneda. Y cito un ejemplo: en marzo de 2015 el banco alemán Commerzbank pagó una multa de más de $ 1.700 millones al Gobierno de Estados Unidos por trabajar con Cuba.
¿Cuánto le ha costado el bloqueo a la isla?
En todos estos años, el costo del bloqueo asciende a $ 753.688 millones. De ese monto, entre marzo de 2015 y marzo de 2016, el costo fue de $ 4.680 millones. Imaginemos cuánto habríamos podido invertir o desarrollar al país. Tenemos una cuantificación detallada de la afectación, cada entidad lleva un riguroso control de las operaciones que no se pueden hacer por el bloqueo, como compras no realizadas en EE.UU. y que se efectuaron en Europa o Asia. Intentan que nos rindamos por hambre o necesidad.