"Salvar vidas y compartir lo que somos y tenemos, es lo que ofrecemos al mundo"
Durante la intervención de la vicecanciller Anayansi Rodríguez Camejo, en el Panel sobre “La Industria de la Salud al Servicio de las Poblaciones” en el marco del X Encuentro “Triángulo Estratégico: América Latina-Europa-África”, respondió a dos preguntas formuladas por el panel, que Cubaminrex comparte con sus lectores de forma íntegra.
Pregunta No.1
La “diplomacia de la salud” cubana es reconocida en todo el mundo, tal y como su sistema de salud nacional. Así mismo, las autoridades de La Habana han anunciado que quieren vacunar a toda su población este año con la vacuna Soberana 02.
¿De qué manera la política exterior de La Habana se adaptó al desafío de la COVID-19, en particular con respecto a sus proyectos de cooperación en África y en los vecinos de América Latina?
Respuesta A la pregunta No.1:
Un saludo a todos los colegas. Deseo agradecer a los organizadores la posibilidad de participar en este evento y el espacio para transmitir nuestras experiencias. Permítame, antes de responder su pregunta, hacer referencia a la imposibilidad de Cuba de acceder a este evento a través de la plataforma Zoom, como una de las consecuencias restrictivas y discriminatorias del Bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos. Nuestro país se ha visto imposibilitado de participar en igualdad de condiciones en eventos organizados internacionalmente, en los que, para garantizar la intervención de Cuba, debemos buscar vías alternativas que no siempre cuentan con la seguridad y conectividad suficientes.
Estimados colegas:
Cuba cuenta con un sistema de salud de calidad, gratuito y universal, con énfasis en la atención primaria de salud y el ser humano y su bienestar como prioridad. Sus avances son palpables para toda la población cubana. Hoy Cuba destina el 27, 5 % de su PIB a la salud y tiene indicadores reconocidos internacionalmente. Destacan la esperanza de vida al nacer de 78.72 años como promedio; una tasa de mortalidad infantil de 4.9 por cada mil nacidos vivos y la existencia de 9 médicos por cada mil habitantes.
Al propio tiempo, se ha continuado impulsando el desarrollo científico-tecnológico del país. Con más de 50 instituciones de investigación científica, Cuba destaca en la producción de productos biotecnológicos a nivel regional e internacional, y garantiza la mayoría de los medicamentos y vacunas para su consumo e inmunización a nivel nacional.
La vocación humanista y altruista de la Revolución cubana no ha quedado dentro de sus fronteras. La cooperación y la solidaridad son pilares fundamentales de la política exterior cubana.
En las 13 universidades de ciencias médicas existentes en el país, se han graduado 37 mil 267 estudiantes extranjeros de 148 nacionalidades. Desde el inicio de la cooperación médica cubana en la década del 60 del siglo pasado, 420 mil 874 colaboradores han prestado sus servicios en 142 países. El contingente médico especializado en situaciones de desastres “Henry Reeve”, creado en 2005 por el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, ha estado presente en más de 60 naciones tras el paso de graves epidemias, terremotos, huracanes y otros desastres.
Durante el enfrentamiento a la pandemia de COVID-19, nuestro país ha contribuido modestamente con el envío de 56 brigadas médicas a 40 países y territorios, que se sumaron a las que ya prestaban servicio en 59 naciones.
En el caso de las regiones de África y de América Latina y el Caribe, en este contexto adverso, la política exterior de Cuba ha mantenido una línea de continuidad, caracterizándose por el continuo fortalecimiento de los vínculos político-diplomáticos con la gran mayoría de los países de ambos continentes, sobre la base del respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos internos.
Basado en la hermandad y solidaridad mutua que han caracterizado la historia de las relaciones entre Cuba y África, Cuba ha ofrecido su cooperación a ese continente. No solo con la presencia de personal médico cubano desde el año 1963, durante el combate contra el Ébola en 2014 y más recientemente contra la COVID-19; sino que abarca también la transferencia de tecnología, la implementación de programas de alfabetización y de lucha contra la malaria, la contribución docente en las facultades de medicina en varios de los países de la región y la formación de recursos humanos especializados en nuestro país.
Desde el inicio de los primeros casos de la COVID-19, los gobiernos del área comenzaron a tomar las medidas necesarias para prevenir y enfrentar la enfermedad, al tiempo que demandaron de colaboración internacional. Casi de inmediato, Cuba atendió a este llamado y desde el inicio de la pandemia han viajado a tierras africanas un total de 645 colaboradores de la salud a 11 países (Angola, Guinea Bissau, Guinea Conakry, Guinea Ecuatorial, Cabo Verde, Eswatini, Kenya, Sao Tomé y Príncipe, Sierra Leona, Sudáfrica y Togo). En la mayoría de los casos, se sumaron al personal cubano de la salud que ya estaba en el terreno.
Con respecto a América Latina y el Caribe, un total de 2 mil 584 profesionales de la salud cubanos han prestado sus servicios en el enfrentamiento a la Covid-19 en 23 estados y territorios. Este número, igualmente, se adiciona a los que ya prestaban sus servicios en un grupo importante de países de la región, en particular en las hermanas naciones del Caribe. La presencia y contribución de nuestros colaboradores en países como Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú o Venezuela, así como en 12 Estados insulares miembros de la Comunidad del Caribe (CARICOM) (Antigua y Barbuda, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Haití, Jamaica, San Vicente y las Granadinas, Saint Kitts y Nevis, Santa Lucía, Surinam y Trinidad y Tobago) y 5 territorios de ultramar de Reino Unido y Francia (Anguila, Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Martinica y Montserrat); muestran el valor de la solidaridad y la cooperación internacional como vías para hacer frente a los desafíos globales, incluido en el ámbito de la salud.
Frente a esa realidad y ese aporte desinteresado, altruista y humanista, se desvanece cualquier mendaz y políticamente motivada campaña contra la cooperación médica cubana.
Por último, quisiera resaltar el destacado aporte de la ciencia y de nuestros científicos en esta coyuntura, cuya labor abnegada ha permitido, entre otros logros, contar con 4 candidatos vacunales contra la Covid-19, que se encuentran en diferentes fases de ensayos clínicos. Aspiramos a inmunizar a la totalidad de la población cubana durante el año en curso.
Siguiendo los principios de cooperación y solidaridad de nuestra política exterior, reafirmamos la voluntad de colaborar también en este sector con el resto del mundo, como vía para el acceso universal y no discriminatorio a los medicamentos y a otras tecnologías para el tratamiento de la COVID-19.
Pregunta No. 2.
- Sin tener acceso a muchas de las tecnologías y del capital disponible en los mercados internacionales, Cuba logró desarrollar una industria pública de salud con sus propios recursos e inversiones.
- ¿Cuáles son las principales lecciones aprendidas en Cuba que le parece relevante compartir hoy, con los actores del sector privado que se encuentran con nosotros, para que podamos construir una comunidad de salud global que sea sostenible para las empresas - que emplean a millones de personas - y accesible a los ciudadanos?
Respuesta a pregunta No.2
Desde el triunfo de la Revolución en 1959, Cuba ha sido una nación asediada, obligada a vivir bajo un cruel y genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos con el propósito de socavar nuestra soberanía e independencia. Esta política representa un importante obstáculo al desarrollo económico y social de nuestro país. Sólo en el sector de la salud, el bloqueo ha causado durante casi seis décadas un daño acumulado de más de 3 mil millones de dólares, impide la compra de medicamentos y equipamiento que contengan más de 10% de componentes estadounidenses y dificulta el acceso de nuestro país a tecnologías de punta en esta materia.
Ante la necesidad de potenciar una economía basada en las ciencias y bajo la premisa del Líder Histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, de que el futuro de nuestro país tendría que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, el desarrollo científico dejó de ser una actividad de elites para convertirse en patrimonio del pueblo.
A través de la democratización y universalidad de la educación, Cuba pasó de ser un país dependiente de la producción de azúcar a uno que cuenta con hombres y mujeres del conocimiento, altamente comprometidos con la salud y el bienestar de su pueblo.
Hoy podemos exhibir un modelo que prioriza al ser humano y no al mercado, que manifiesta indicadores sociales de países desarrollados y un sector científico que ha logrado introducirse en el mercado internacional controlado por las grandes compañías farmacéuticas.
Con un sistema de salud único, cuyas bases ya he explicado, nuestro país ha erradicado 14 enfermedades prevenibles y curables como la poliomelitis, el paludismo, eliminó la desnutrición infantil y es el primer país en el mundo en haber eliminado la transmisión materno-infantil de sífilis y el VIH. A lo largo de la Isla, contamos con 152 hospitales, 113 salas de terapia intensiva, 451 policlínicos, 111 clínicas estomatológicas, 138 hogares maternos, 13 institutos de investigación, 155 hogares de ancianos, 295 casas de abuelos, 53 servicios de geriatría y 30 centros psico-pedagógicos.
En el sector de los productos biotecnológicos, Cuba produce medicamentos únicos de su tipo en el mundo como el Heberprot-P, empleado en la terapia de la úlcera del pie diabético, los anticuerpos monoclonales como las vacunas contra el cáncer de pulmón y el cáncer cérvico-uterino, la vacuna contra la Hepatitis B y los interferones, entre los que resalta el Interferón Alfa2b, utilizado para el enfrentamiento a la COVID-19.
Distinguidos participantes:
La crisis generada por la COVID-19 ha puesto al desnudo el costo humano de la desigualdad a nivel mundial y develado la urgente necesidad de fortalecer los sistemas nacionales de salud, propiciar el acceso universal y gratuito a los servicios médicos básicos y garantizar la distribución equitativa de recursos vitales. Esta es, sin dudas, una de las principales lecciones que ha dejado al mundo esta pandemia.
Asimismo, ha evidenciado cuán interconectados estamos y la urgencia de apostar por la cooperación y la solidaridad. Se impone un esfuerzo coordinado que garantice el acceso universal a los servicios y medicamentos para enfrentar la pandemia, contra lo que atenta la desigualdad, la aplicación de medidas coercitivas unilaterales y de políticas restrictivas y neoliberales.
Desde la aparición del SarsCoV-2, en Cuba se elaboró un Plan Nacional para su prevención y control, basado en las fortalezas de su sistema de salud, su desarrollo científico y los relevantes logros de la industria médico-farmacéutica y la biotecnología. Todo ello nos ha permitido enfrentar esta enfermedad en mejores condiciones; a partir de un enfoque inclusivo, participativo, sistémico, interdisciplinario y multisectorial, así como de recursos humanos, medicamentos, tecnologías y protocolos propios.
Estos resultados están indisolublemente ligados a la voluntad política y a la búsqueda constante de la justicia social.
Reiteramos la plena disposición de continuar aportando en materia de colaboración en el área de la salud, incluido el asesoramiento epidemiológico y el intercambio de experiencias adquiridas en el enfrentamiento a la COVID-19.
Salvar vidas y compartir lo que somos y tenemos, es lo que ofrecemos al mundo.
Muchas gracias
(CubaMINREX - EmbaCuba-Polonia)