Intervención del Excmo. Sr. Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba en el debate general del 80 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Nueva York, 27 de septiembre de 2025

Intervención del Excmo. Sr. Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba en el debate general del 80 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Nueva York, 27 de septiembre de 2025

Señora Presidenta de la Asamblea General:

Señor Secretario General:

Mientras aquí deliberamos, 2,2 millones de seres humanos en Gaza están condenados al hambre por las acciones de genocidio, exterminio y limpieza étnica del régimen sionista, que cuenta con los suministros militares y financieros, y la impunidad que le garantiza el gobierno de los Estados Unidos.

A nombre del gobierno y del pueblo de Cuba, reitero la más firme solidaridad con el pueblo palestino, y con su justa causa a favor de la libertad, la independencia y el fin de la ocupación sionista.

Si el Consejo de Seguridad se muestra impotente por motivo del veto que Estados Unidos ejerce o amenaza con ejercer, y no es capaz de adoptar medidas efectivas para cesar la barbarie, esta Asamblea General tiene el deber y la capacidad de impulsar medidas concretas, sin demora.

Como mínimo, debe declarar de modo inequívoco el derecho de Palestina a ser un Estado miembro de la ONU, en las fronteras previas a 1967, su capital en Jerusalén Oriental y el derecho al regreso de los refugiados.  

Once millones de personas, 3 millones de ellos niños mueren cada año de hambre y enfermedades asociadas. La crisis climática está destruyendo naciones y vidas, devastando comunidades y economías.  Un puñado de países y personas acumula más riqueza que la gran mayoría de todos los nuestros países juntos. Las colosales desigualdades frenan e impiden el desarrollo sostenible.

No ha habido una respuesta global eficaz a los graves desafíos actuales. No podría haberla porque el orden mundial vigente refleja una era pasada, cuando la mayoría de los países en desarrollo ni siquiera existían como Estados independientes. Hace 80 años, la ONU se fundó con apenas 51 Estados Miembros. Hoy somos 193.

La prioridad más urgente es crear un nuevo orden internacional que garantice la paz, el derecho al desarrollo, la igualdad soberana, la participación y representación de los países en desarrollo en las decisiones de política a nivel global; que proporcione el bien común y la prosperidad en armonía con la naturaleza, y asegure el ejercicio de todos los derechos humanos a todas las personas.

Aspiremos a una nueva coexistencia civilizada, en la que prevalezcan la solidaridad, la cooperación internacional y el arreglo pacífico de controversias, como alternativas a la guerra, al uso de la fuerza, la agresión, la ocupación; una nueva coexistencia opuesta a las aspiraciones de dominación y hegemonismo unipolares. Un orden sin bloqueos ni medidas coercitivas unilaterales, basado en el multilateralismo y con pleno respeto a la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

Aun con sus limitaciones, Naciones Unidas sigue siendo la instancia más representativa de la comunidad internacional. Tenemos el deber de protegerla y fortalecerla, en su esencia intergubernamental, en sus bases democráticas que no pueden diluirse en agendas generalizadoras, sujetas a prioridades y reglas caprichosas impuestas por quien aporta el mayor financiamiento.

Es necesario resaltar el papel central de la Asamblea General, como su órgano más democrático y representativo.

La iniciativa “ONU80”, lanzada por el Secretario General, debe tener como objetivo principal fortalecer el carácter intergubernamental de las Naciones Unidas y su capacidad para enfrentar mejor los retos acuciantes del presente.

Es preciso rechazar la propuesta amenazante de una nueva doctrina a la que llaman “paz mediante la fuerza”, que equivale a imponer a todos la voluntad arbitraria del imperialismo estadounidense con el uso de la amenaza, la coerción y la agresión.

Es una doctrina concebida para satisfacer las ambiciones de un poderío unipolar ya en declive, que responde, además, a los intereses de las grandes corporaciones transnacionales, a costa de los derechos de naciones soberanas y sus pueblos, y de los valores sobre los que se edificó esta Organización.

En el mar Caribe, se cierne hoy la amenaza de la guerra, con un despliegue naval y aéreo extraordinario, de carácter ofensivo, absolutamente injustificado, con misiles y medios de desembarco y asalto, y submarinos nucleares.

Se lanzan misiles balísticos de pruebas con capacidad nuclear. Estados Unidos esgrime el pretexto del combate al crimen y el tráfico de narcóticos, leyenda en la que nadie cree.

El ataque y destrucción de lanchas sin identificación o destino conocido, el asesinato o ejecución extrajudicial de civiles, la intercepción de embarcaciones o buques pesqueros y las acciones agresivas de Estados Unidos generan una coyuntura peligrosa que viola el Derecho Internacional, amenaza la paz y la seguridad regionales.

Reafirmamos nuestro enérgico rechazo a las amenazas de agresión contra Venezuela y nuestro total apoyo al gobierno bolivariano y chavista de esa hermana nación latinoamericana y caribeña y a la Unión Popular-Militar encabezada por el legítimo presidente Nicolás Maduro Moros.

Repudiamos la Doctrina Monroe y todo intento de militarización, intervención o dominación imperialista en la América Latina y el Caribe, proclamada como Zona de Paz, en enero de 2014, en La Habana, con la firma de los Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

La acelerada carrera armamentista entraña una competencia en el campo de la muerte y la destrucción, con el empleo de extraordinarios recursos financieros y materiales que podrían destinarse a la mitigación de la pobreza, el desarrollo y la cooperación.

Entretanto, las magras metas de la Agenda 2030 no podrán cumplirse; se ignoran los compromisos de Ayuda Oficial al Desarrollo, y disminuye el financiamiento para el enfrentamiento del cambio climático.

En 1960, ante esta propia Asamblea, el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, señaló y cito: “Desaparezca la filosofía del despojo y habrá desaparecido la filosofía de la guerra”.

Señora Presidenta:

El cambio climático avanza inexorable y rápidamente. Los primeros seis meses de este año han sido los más cálidos que se hayan registrado. El pasado año había sido ya el de más altas temperaturas. Desde esta propia tribuna hoy incluso se cuestiona la ciencia y décadas de trabajo colectivo para proteger al planeta.

Si no se cambian de raíz los patrones de producción y consumo insostenibles del capitalismo, sobrepasaremos antes de 2030, el fatídico umbral de 1,5 grados centígrados.

La deuda externa de los países en desarrollo, pagada ya varias veces, crece y acumula cifras astronómicas de intereses como nueva forma de colonización. Se precisa implementar los compromisos asumidos en la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, con recursos adicionales y un mecanismo multilateral específico para la negociación de la deuda.

Sufrimos las consecuencias de la poderosa dominación cultural en una era en que la tecnología digital impacta nuestras vidas de forma cada vez más acelerada e integral.  Unas pocas transnacionales, casi todas estadounidenses, imponen sus sistemas operativos y controlan los contenidos que se ven, se leen, se escuchan y manipulan la conducta humana.  Sufrimos la dictadura del algoritmo. 

Necesitamos establecer en la ONU, cuanto antes, normas comunes para liberar el potencial transformador de las nuevas tecnologías, especialmente de la inteligencia artificial, en beneficio de todos, atenuando al mismo tiempo los riesgos.

Además de los retos que Cuba enfrenta, derivados de su condición de pequeño Estado insular en desarrollo, nuestro país sufre el impacto devastador y acumulado de la política de hostilidad y asfixia económica impuesta por los Estados Unidos desde hace más de 6 décadas.

El bloqueo contra Cuba persiste y se endurece en extremo. Se trata de una verdadera guerra económica abarcadora y prolongada, dirigida a privar a los cubanos de sus medios de vida y sostenibilidad, de su existencia como pueblo solidario, culto y alegre.

Miente deliberadamente quien afirme lo contrario. Los propios promotores de esa guerra se ufanan de su efecto destructivo y su capacidad para golpear desde cualquier rincón del planeta el nivel de vida de todo un pueblo.

La agresión ha escalado a niveles sin precedentes en los últimos ocho años, incluidas acciones de persecución y presión económica sobre terceros, los Estados que ustedes representan, y que son cada vez más elaboradas, quirúrgicas y extraterritoriales. Provoca impedimentos múltiples y extraordinarios a la actividad productiva, comercial, financiera, y para los servicios y políticas que garantizan la justicia social y la vida misma.

Cuba encara hoy un grave escenario de cortes prolongados y diarios del servicio eléctrico, dificultades para costear los alimentos, insuficiente disponibilidad de medicamentos, depresión del transporte público, limitaciones en los servicios comunales e inflación pronunciada que deprime los ingresos reales.

En 1960, el Subsecretario de Estado, Lester Mallory, formuló el infame memorando de coerción y bloqueo contra Cuba que ha guiado durante todos estos años y guía ahora, la conducta del gobierno estadounidense. Decía textualmente y cito: “…hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba…una línea de acción que … logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Fin de la cita.

El Secretario de Estado de los Estados Unidos es hoy la reencarnación de ese sujeto macabro.

Señora Presidenta:

Cuba es un país víctima del terrorismo y lo fue por décadas del terrorismo de Estado de los Estados Unidos. Durante años y aún hoy, se organizan y financian contra el país actos terroristas desde territorio de los Estados Unidos. Viven aquí, tranquilamente y con absoluta impunidad, reconocidos perpetradores de actos horrendos de agresión contra el pueblo cubano, con un saldo de miles de muertes, de mutilados y cuantioso daño material.

En cumplimiento de sus responsabilidades contra el terrorismo y con los esfuerzos de la ONU contra este flagelo, el gobierno cubano ha compartido oficialmente con el gobierno de Estados Unidos en años recientes los nombres y datos de 62 personas y 20 organizaciones que radican en este país, que han sido responsables de actos violentos y terroristas, y que, desde este territorio, aun participan en actos de esa naturaleza contra Cuba. No se ha recibido respuesta y se desconoce que las autoridades de los Estados Unidos hayan tomado acción alguna contra ninguno de ellos.

Resulta cínico que el gobierno de Estados Unidos, con fines de coerción política y económica, califique a Cuba como Estado patrocinador del terrorismo, calumnia que no comparte esta Organización, ni ningún otro de sus Estados Miembros.

Muchas de las instituciones nacionales, tanto bancarias y financieras como comerciales, de casi todos los países aquí representados, son objeto de intimidación por esa calificación falaz del gobierno de los Estados Unidos. Con motivo de ella, muchas veces sus bancos eluden relacionarse con entidades cubanas, ofrecernos créditos, respaldar nuestra actividad comercial o canalizar nuestras transferencias bancarias.

Se suma la intimidación contra ciudadanos de más de 40 países a los que el gobierno estadounidense amenaza con represalias si, en virtud de sus derechos, deciden visitar Cuba.

Estados Unidos ha desatado una virulenta campaña de descrédito y persecución contra la cooperación médica cubana, y de hostigamiento y coerción contra las autoridades de los países que la reciben. Es una estrategia dirigida directamente desde el Departamento de Estado.

Pretende denigrar esa cooperación, que ha salvado millones de vidas y, en no pocos casos, ha sido la única opción de acceso a servicios de salud para grandes grupos poblaciones.

Esta cooperación altruista y solidaria descansa en acuerdos bilaterales absolutamente legítimos y se corresponde plenamente con los estándares internacionales en materia de Cooperación de esta y otras organizaciones internacionales.

Confirmo, una vez más, que Cuba mantendrá sus compromisos con todos los países con los cuales tiene acuerdos y programas bilaterales de cooperación médica, y conservará la voluntad incluso de ampliarla con todos los gobiernos dispuestos a desarrollarla, respetando el Derecho Internacional, su legislación nacional, en aras del bienestar de sus pueblos.

Desde 1963, casi el mismo tiempo que data el Memorando del señor Mallory, 605 mil médicos y especialistas han realizado, en decenas de países, más de 17 millones de intervenciones quirúrgicas y más de 5 millones de partos. En este momento, más de 24 mil profesionales de la salud prestan y prestarán servicios en 56 países.

La agresión contra Cuba se refuerza con una potente maquinaria de desestabilización que, desde territorio estadounidense, y con financiamiento del presupuesto federal de este país, impone una ofensiva dirigida a alterar la tranquilidad ciudadana, promover actos de violencia, desorientar a la población y desacreditar a nuestro país.  

Se trata de una estrategia de guerra no convencional que combina la manipulación emocional con la intoxicación informativa para tratar de imponer un clima de desesperanza y desmovilización política.

Frente a tan asimétrica embestida, la determinación de nuestro pueblo se fortalece. Estamos conscientes de los grandes desafíos que enfrentamos y de la necesidad de encaminar, con creatividad y el concurso de todos, la recuperación económica y fortalecer las conocidas y eficaces políticas sociales.

El pasado mes de julio el presidente Miguel Díaz-Canel describió y cito: “No somos un accidente de la historia. Somos la lógica consecuencia de una historia de resistencia y rebeldía contra el abuso y la injusticia”. Fin de la cita.

No cejaremos en el empeño de construir nuestros sueños de un país socialista, mejor y más próspero para todos, sobre la base del orden constitucional elegido libremente por nuestro pueblo, que garantice la soberanía, la identidad nacional y cultural, y refleje el sueño del Apóstol José Martí, sintetizado en sus memorables aspiraciones y cito: “el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre” y “conquistar toda la justicia”.

Hemos diseñado un programa de recuperación económica realista, adaptado a las condiciones muy peculiares y extraordinarias de nuestro país, conscientes de que debemos sobreponernos a los impactos demoledores del bloqueo, superar las deficiencias propias de la actual estructura económica y cito, “cambiar todo lo que debe ser cambiado”.  Evitamos hacernos ilusiones, pero los resultados ya comienzan a sentirse a nivel macroeconómico, aunque aún no se reflejan en la vida cotidiana ni las familias los perciben.

Cuba es una nación de paz. A pesar de todo el daño que nos ha provocado y provoca Estados Unidos, siempre hemos estado dispuestos a dialogar sin condicionamientos, y a intentar avanzar hacia una relación respetuosa y civilizada con ese país, sin subordinación ni límites a nuestras prerrogativas soberanas. Ambos pueblos se beneficiarían de esa oportunidad.

Vive aquí en Estados Unidos una cifra considerable de cubanos, muchos de los cuales hoy se sienten amenazados, puesto que los han traicionado vilmente los políticos que han hecho carrera, especialmente en Miami, y se han enriquecido, supuestamente representándolos. Con la siembra perenne del odio y la manipulación política, estos políticos ahora respaldan, por oportunismo, las medidas xenófobas, racistas y represivas, de intimidación y represalia, que injustamente se aplican contra ellos.

Así ocurre, particularmente, en el Departamento de Estado.

No puede olvidarse que la inmensa mayoría de los cubanos ha llegado a este país durante más de 60 años empujados por las condiciones que provoca el bloqueo, y atraídos por el privilegio de leyes y prácticas políticamente motivadas, de estímulo, acogida y protección, con independencia de si emigraban de modo regular o no.

Señora Presidenta:

Reafirmamos nuestro compromiso como país socio de los BRICS.

Rechazamos la aplicación de medidas coercitivas unilaterales que buscan subyugar la voluntad soberana de los pueblos. Expresamos nuestro apoyo a Belarús, Nicaragua, Venezuela, Zimbabwe, la República Popular Democrática de Corea, Irán, Rusia, y otras naciones víctimas de ellas.

Ratificamos nuestra solidaridad con el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de Nicaragua.

Reiteramos nuestro apoyo al derecho inalienable del pueblo de Puerto Rico a la libre determinación e independencia.

Las hermanas naciones del Caribe merecen un trato justo y diferenciado, así como reparaciones por los horrores del colonialismo y la esclavitud.

La comunidad internacional tiene una gran responsabilidad con el pueblo haitiano. Mantenemos nuestra modesta cooperación en materia de salud con ese país hermano y Cuba se sumará a todo esfuerzo internacional para apoyarlo, basado en el respeto a su soberanía, sin imposiciones, ni intervenciones militares.

Respaldamos el derecho legítimo y soberano de Argentina sobre las Islas Malvinas, Sándwich del Sur, Georgias del Sur y sus espacios marítimos circundantes.

Cuba continúa comprometida con la paz en Colombia y se solidariza hoy con el presidente Gustavo Petro.

África, cuna de la Humanidad, siempre podrá contar con Cuba y la solidaridad de los cubanos.  Respaldamos su justo reclamo a las reparaciones por los daños de la colonización.

Reafirmamos nuestra solidaridad con el pueblo saharaui y su derecho a la libre determinación.

Reafirmamos nuestro apoyo al principio de “Una Sola China”.

Nos oponemos a las agresivas doctrinas militar y nuclear de la OTAN.

Tenemos la firme convicción, sin utopía, de que un mundo mejor es posible.  Creemos en el deber de luchar y trabajar para lograrlo.

Reitero las palabras del presidente Raúl Castro Ruz, pronunciadas desde este estrado, en septiembre de 2015 y cito:

“Podrá contar siempre la comunidad internacional con la sincera voz de Cuba frente a la injusticia, la desigualdad, el subdesarrollo, la discriminación y la manipulación, y por el establecimiento de un orden internacional más justo y equitativo, en cuyo centro se ubique, realmente, el ser humano, su dignidad y bienestar”.

Muchas gracias.

(EmbaCubaEslovaquia-Cubaminrex)

Statement by His Excellency Mr. Bruno Rodríguez Parrilla, Minister of Foreign Affairs of the Republic of Cuba, at the General Debate of the 80th Session of the United Nations General Assembly. New York, September 27, 2025

Madam President of the General Assembly;

Mr. Secretary-General;

As we deliberate here, 2.2 million human beings in Gaza are doomed to starve due to the acts of genocide, extermination and ethnic cleansing of the Zionist regime, which counts on the military and financial supplies and the impunity guaranteed by the United States government.

On behalf of the government and the people of Cuba, I reiterate the strongest possible solidarity with the Palestinian people and their just cause in favor of freedom, independence and the end of the Zionist occupation.

If the Security Council is rendered impotent due to the veto exercised or threatened to be exercised by the United States, and is therefore unable to adopt effective measures to end such barbarity, this General Assembly has the duty and the capacity to promote concrete measures without further delay.

It should at least unequivocally declare the right of Palestine to be a member of the United Nations, within the pre-1967 borders, with East Jerusalem as its capital and the right to the return of refugees.

Madam President;

Eleven million persons, 3 million of them children, die every year from hunger and other related diseases. The climate crisis is destroying nations and lives and devastating communities and economies. A handful of countries and persons accumulate more wealth than the vast majority of all other countries combined. Colossal inequalities hinder sustainable development.

There has been no effective global response to today's serious challenges. There could not be one because the current world order reflects a bygone era, when most developing countries did not even exist as independent States. Eighty years ago, the UN was founded with hardly 51 member States. Today, we are 193.

The most urgent priority is to create a new international order that guarantees peace, the right to development, sovereign equality and the participation and representation of developing countries in global political decisions that provides for common good and prosperity in harmony with nature and ensures the exercise of all human rights by all peoples.

Let us all hope for a new civilized coexistence, in which solidarity, international cooperation and the peaceful settlement of disputes prevail, as alternatives to war, the use of force, aggressions and occupation; as opposed to aspirations for unipolar domination and hegemonism; an order without blockades or unilateral coercive measures, based on multilateralism and with full respect for the United Nations Charter and International Law.

Even despite its limitations, the United Nations continues to be the most representative body of the international community. It is our duty to protect and strengthen its intergovernmental essence. Its democratic foundations cannot be diluted in sweeping agendas that are subject to the whimsical priorities and rules imposed by those who provide the largest funding.

It is necessary to highlight the central role of the General Assembly as its most democratic and representative body.

The primary goal of the "UN80" initiative launched by the Secretary-General should be to strengthen the intergovernmental nature of the United Nations and its capacity to better address the pressing challenges of these times.

It is imperative to reject the threatening proposal of a new doctrine called "peace through strength," which means to impose on all of us the arbitrary will of the US imperialism by resorting to the use of threats, coercion and aggression.

It is a doctrine conceived to satisfy the ambitions of an already declining unipolar power and responds also to the interests of large transnational corporations, at the expense of the rights of sovereign nations and their peoples and of the values ​​on which this Organization was built.

The threat of war looms large today over the Caribbean Sea, with an extraordinary and absolutely unjustified naval and air buildup, with landing and assault ships and nuclear submarines.

The United States uses the pretext of combating crime and drug trafficking, a story that no one believes.

The attack and destruction of unregistered or unchartered course speedboats; the extrajudicial murder or execution of civilians; the interdiction of fishing vessels or boats and the aggressive actions of the United States create a dangerous situation that violates International Law and threatens regional peace and security.

We reaffirm our strong rejection of the threats of aggression against Venezuela and our total support to the Bolivarian and Chavista government of that Latin American and Caribbean sister nation and the Popular and Military union led by legitimate President Nicolás Maduro Moros.

We reject the Monroe Doctrine as well as any attempt of militarization, intervention or imperialist domination in Latin America and the Caribbean, declared as a Zone of Peace in January 2014 in Havana, the proclamation of which was signed by the Heads of State and Government of the Community of Latin American and Caribbean States.

The accelerated arms race involves a competition in the realm of death and destruction, with the use of extraordinary financial and material resources that could be used for mitigating poverty, promote development and cooperation.

Meanwhile, most of the meager goals of the 2030 Agenda will not be met; Official Development Assistance commitments are ignored; and funding for combating climate change is declining.

In 1960, before this very Assembly, the historic leader of the Cuban Revolution warned, and I quote: "Let the philosophy of dispossession disappear, and the philosophy of war will have disappeared."

Madam President;

Climate change is inexorably and rapidly advancing. The first six months of this year have been the warmest on record. Last year had been already the year with the highest temperatures. From this very podium, science as well as decades of collective work to protect the planet are being put in question. If capitalism’s unsustainable production and consumption patterns are not changed, we will exceed the fateful 1.5 degree Celsius threshold before the year 2030.

The foreign debt of developing countries, which has been paid several times over, continues to grow and record astronomical figures, thus becoming a new form of colonization. It is imperative to implement the commitments entered into by the Fourth International Conference on Financing for Development, with additional resources and a specific multilateral mechanism for negotiating the debt.

We suffer the consequences of a powerful cultural domination in which digital technology impacts our lives in an increasingly accelerated and comprehensive way. A few transnational corporations impose their operating systems and control the contents that we see, read and listen to and shape our behavior. We suffer a dictatorship of algorithms.

We need to establish common standards in the UN as soon as possible to unleash the transformative potential of new technologies, particularly AI, for the benefit of all, while mitigating risks. 

In addition to the challenges Cuba faces, stemming from its condition as a small island developing State, our country is suffering the devastating and cumulative impact of the policy of hostility and economic suffocation imposed by the United States for more than six decades.

The blockade against Cuba persists and has been tightened to the extremes. It is an overwhelming and prolonged economic war aimed at depriving Cubans of their livelihoods and sustainability, of their existence as a fraternal and joyful people.

Anyone claiming otherwise would be lying. The very promoters of this war boast of its destructive impact and its ability to strike at the living standards of an entire people from any corner of the planet.

This aggression has escalated to unprecedented levels in the last 8 years and has included increasingly elaborate, surgical and extraterritorial actions of persecution and economic pressure against third parties. It imposes multiple and extraordinary impediments on production, trade and finances as well as the services and policies that guarantee social justice and life itself.

Cuba today faces an unprecedented situation of prolonged and daily power outages, difficulties in affording food, insufficient availability of medicines, depressed public transportation, limitations on community services and steep inflation that depresses real incomes.

In 1960, Deputy Assistant Secretary of State, Lester Mallory drafted the memorandum of coercion and economic blockade against Cuba that has guided the conduct of the US government during all these years. That memorandum stated, and I quote: "...every possible means should be undertaken promptly to weaken the economic life of Cuba...a line of action which...makes the greatest inroads in denying money and supplies to Cuba, to decrease monetary and real wages, to bring about hunger, desperation   and overthrow of government." End of quote.

The Secretary of State is the reincarnation of that macabre subject.

Madam President,

Cuba is a victim of terrorism. For years and still today, terrorist acts against the country have been organized and financed from the United States territory. Well-known perpetrators of horrendous acts of aggression against the Cuban people, resulting in thousands of deaths, maiming and significant material damage, live there peacefully and with absolute impunity.

In compliance with its responsibilities against terrorism and in support of UN efforts against this scourge, the Cuban government has officially shared with the United States government in recent years the names and information about 62 individuals and 20 organizations based in this country which have been responsible for violent and terrorist acts which, from the US territory, continue to participate in actions of this nature against Cuba. No response has been received, and no one knows whether the U.S. authorities have taken any action against any of them.

It is cynical that the United States government labels Cuba as a State sponsor of terrorism following political and economic coercion purposes.  This is a slander that neither this Organization nor any of its Member States share.

Many national institutions, both banking and financial and commercial, in almost all the countries represented here, are subject to intimidation by this fallacious designation by the United States government. Because of this classification, foreign governments and institutions avoid engaging with Cuban entities, offering credit, supporting the country’s commercial activity or channeling our transfers.

Added to this is the intimidation against citizens of more than 40 countries which the US government threatens with reprisals if, by virtue of their rights, they decide to visit Cuba.

The United States has unleashed a vicious campaign of discredit and persecution against Cuba’s medical cooperation, and of harassment and coercion against the authorities of the countries that receive it. It is a strategy directed by the State Department.

It intends to denigrate that cooperation which has saved millions of lives and, in quite a few cases, it has been the only option of large population groups to access health services.

This altruistic and fraternal cooperation is based on absolutely legitimate bilateral agreements and complies with this Organization's international standards for Cooperation.

I confirm, once again, that Cuba will honor its commitments to all countries with which it has signed bilateral medical cooperation agreements and programs, and will remain willing to expand them with all governments ready to develop such cooperation based on International Law and their national legislations, in the interest of the well-being of their peoples.

Since 1963, 605 000 doctors and specialists have performed, among others, 17 million surgeries and assisted more than 5 million child deliveries. Right now, more than 24 000 healthcare professionals are currently providing their services in 56 countries.

The aggression against Cuba is being reinforced by a powerful destabilization machine that, from the US territory and financed by that country's federal budget, imposes an offensive aimed at disrupting public peace, promoting acts of violence, misleading the population and discrediting our country.

This is an unconventional warfare strategy that combines emotional manipulation with information poisoning to impose a climate of hopelessness and political demobilization.

In the face of such an asymmetrical onslaught, the resolve of our people is strengthened. We are aware of the great challenges that we face and the need to achieve, with creativity and the participation of all, economic recovery and strengthen social policies.

On July last, President Miguel Díaz-Canel said, and I quote: “We are not an accident of history; we are the logic consequence of a history of resistance and rebelliousness against abuse and injustice”, end of quote.

We will not cease in our efforts to build our dreams of a better and more prosperous socialist country for all, based on the constitutional order chosen by our people, which guarantees sovereignty, national and cultural identity and reflects the dream of José Martí, summarized in his memorable phrase, and I quote: "The cult of Cubans to the full dignity of man and the search for all the justice", end of quote.

We have designed a realistic economic recovery program, adapted to the very peculiar and extraordinary conditions of our country, aware that we must overcome the devastating impacts of the economic blockade, overcome the deficiencies inherent to the current economic structure and “change everything that needs to be changed”.   We avoid deluding ourselves, but results are already beginning to be evident at the macroeconomic level, although the people have not yet perceived them nor are they reflected in the daily life of Cuban families.

Cuba is a nation of peace. Despite all the harm the United States has caused to us, we have always been willing to have a dialogue, without pre-conditions, and attempt to achieve a respectful and civilized relationship with that country, without subordination or limits to our sovereign prerogatives. Both peoples would benefit from this opportunity.

A considerable number of Cubans live in the United States, many of whom today feel threatened, since the politicians who have made careers and enriched themselves by supposedly representing them, particularly in Miami, have betrayed them. By continuously sowing hatred and political manipulation, they are currently supporting, out of opportunism, the xenophobic, racist and repressive measures of intimidation and retaliation unjustly applied against them.

So is the case, particularly, at the State Department.

No one should forget that a significant number of Cubans have been coming to this country for more than 60 years. They were pushed by the conditions caused by the economic blockade and lured by the privileges granted by politically motivated laws and practices that encourage, admit and protect them, regardless of whether they migrated legally or not.

Madam President,

We reaffirm our commitment as a BRICS partner country.  

We reject the application of unilateral coercive measures seeking to subjugate the sovereign will of peoples. We express our support to Belarus, Nicaragua, Venezuela, Zimbabwe, the Democratic People's Republic of Korea, Iran, Russia, and other nations that are victims of these measures.

We ratify our solidarity with the Government of National Reconciliation and Unity of Nicaragua.

We reiterate our support to the inalienable right of the people of Puerto Rico to self-determination and independence.

The sister nations of the Caribbean deserve fair and differentiated treatment, as well as reparations for the horrors of colonialism and slavery.

The international community has a great responsibility to the Haitian people. We maintain our modest cooperation in the area of health with this brotherly people and Cuba will join any international effort to support it based on respect for its sovereignty, without impositions or military interventions.

We support Argentina’s legitimate and sovereign right over the Malvinas, South Georgia and South Sandwich Islands and the surrounding maritime areas

Cuba remains committed to peace in Colombia.

Africa, the cradle of humanity, will always be able to count on Cuba and the solidarity of the Cuban people. We support their just claim for reparations for the damages caused by colonization.

We reaffirm our solidarity with the Sahrawi people and their right to self-determination.

We reaffirm the “One China” principle.

We oppose the aggressive military and nuclear doctrines of NATO.

We strongly believe, without considering it a utopia, that a better world is possible. We believe in the duty to fight and work to achieve it.

Allow me to reiterate the words expressed by Army General Raúl Castro Ruz, from this podium, in September, 2015:

“The international community will always be able to count on Cuba's sincere voice in the face of injustice, inequality, underdevelopment, discrimination and manipulation and for the establishment of a more just and equitable international order that is truly focused on human beings, their dignity and well-being.”

Thank you, very much.

(EmbaCubaEslovaquia-Cubaminrex)

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