INTERVENCION DEL RAFAEL DAUSÁ CÉSPEDES, EMBAJADOR DE CUBA EN ECUADOR EN OCASIÓN DEL 164 ANIVERSARIO DEL NATALICIO DE JOSE MARTÍ. ECUADOR, 28 DE ENERO DE 2017.

Distinguidas autoridades del Gobierno ecuatoriano y de la Asamblea Nacional.

Estimadas Embajadoras y Embajadores.

Compatriotas residentes en el Ecuador.

Compañeras y compañeros del Movimiento de Solidaridad con Cuba, de la Brigada Médica Cubana que brinda sus servicios en tierras ecuatorianas.

Miembros de la Misión Estatal de Cuba en el Ecuador:

En la famosa carta inconclusa a su entrañable amigo Manuel Mercado, que Martí interrumpe para marchar, sin que nadie pudiera impedirlo a la manigua mambisa, nuestro héroe nacional mostró a la historia su más íntimo pensamiento: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber, […] de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso.”

Semanas antes, al suscribir en Santo Domingo el “Manifiesto de Montecristi” junto a Máximo Gómez, jefe militar de las fuerzas rebeldes, y próximo a partir hacia Cuba, Martí escribió: “La guerra de independencia de Cuba […] es suceso de gran alcance humano, y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de las Antillas presta a la firmeza y trato justo de las naciones americanas, y al equilibrio aún vacilante del mundo.”

En un día como hoy, para todos los cubanos que estamos en Ecuador, tierra heroica y amiga, resulta de obligado recuerdo la amistad entrañable que ofrecieron a la historia, dos grandes de nuestra América: Eloy Alfaro y José Martí.  

Martí y Alfaro forjaron esa amistad precisamente sobre la determinación de ambos de luchar por la independencia de Cuba.  Martí, en tal compromiso, perdió la vida el 19 de mayo de 1895, un mes antes del triunfo de Alfaro y su Revolución. Eloy Alfaro, murió un día como hoy 28 de enero de 1912. La vida y la historia siempre nos deparan interesantes coincidencias.

Ambos lucharon y murieron en defensa de los ideales más puros de sus patrias. Por eso los nombres de Martí y Alfaro están inscritos con letras doradas no solo en la historia de Cuba y Ecuador, sino en la historia de América Latina y del mundo.

Jose Martí fue un hombre excepcional. Su caudal literario y de pensamiento, hubiera bastado para inmortalizarlo.  Hijo de militar, nacido en un hogar de padre y madre españoles, deriva en profeta y forjador de la independencia de la tierra que lo vio nacer.

Intelectual y poeta, que siendo un adolescente al iniciarse la Guerra de los 10 años, fue capaz, más tarde, en 1895, de conquistar el corazón y el respeto de experimentados jefes militares que se habían llenado de gloria y honores en la primera gran contienda por la independencia de Cuba.

Amante fervoroso de la paz, la unión y la armonía entre los hombres, no vaciló en organizar e iniciar la guerra justa y necesaria contra el coloniaje, la dominación y la injusticia.  Su sangre fue de las primeras en derramarse y su vida de las primeras en ofrendarse, como símbolo imborrable de altruismo y desprendimiento personal.

Valdría la pena preguntarse: ¿Qué significa Martí para los cubanos?

Martí es el inspirador de nuestro patriotismo, del más alto sentido del honor y de la dignidad humana como nadie en el mundo podría habernos enseñado.

Fidel lo definió como el más genial y el más universal de los cubanos. Planteó que el “Maestro” y cito, “nos enseñó su ardiente patriotismo, su amor apasionado a la libertad, su repudio al despotismo y su fe ilimitada en el pueblo”. Y señalaba también Fidel: “En la prédica revolucionaria  de Martí están el fundamento moral  y la legitimidad histórica de nuestra acción armada. Por eso, es el autor intelectual del 26 de julio”.

“¡Patria es Humanidad!”, expresó Martí, y la Revolución Cubana encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, hizo del internacionalismo una de sus más destacadas banderas.

“Hombres recogerá quien siembre escuelas”, sentenció Martí, y la Cuba de Fidel construyó millares de ellas y acabó con el analfabetismo.  

Al planteamiento del Apóstol sobre la importancia de un nuevo tipo de universidad, la Revolución respondió llenando el país de universidades del pueblo y para el pueblo.

Los cubanos hemos sabido honrar a nuestro Héroe Nacional de muchas maneras, pero sin lugar a dudas la más importante ha sido haber demostrado que un país pequeño y pobre, es capaz de enfrentarse a un enemigo despiadado, a sus bloqueos y políticas genocidas, y vencerlo.

Para nuestro pueblo, el mayor monumento a la memoria de José Martí, siempre será defender nuestros ideales y la independencia y soberanía que hemos alcanzado a un alto precio en vidas de sus mejores hijos e hijas.
 
De Martí aprendimos el infinito valor y la fuerza de las ideas.
 
La vida le fue demasiado corta. Murió en combate a los 42 años, cuando consideraba que era entonces que comenzaba su tarea más importante: organizar y dirigir la guerra contra el dominio colonial e ir forjando las raíces de la nueva república.

Los jóvenes que encabezados por Fidel reanudaron, el 26 de julio de 1953, la lucha por la independencia de Cuba, precisamente cuando se cumplían cien años del nacimiento de Martí, aprendieron del Apóstol los principios éticos y políticos sin los cuales no se hubiera podido concebir la Revolución Cubana.  

En ese amanecer de la historia de Cuba, Fidel logró sintetizar la luz del pensamiento martiano y conducir la herencia patriótica de más de un  siglo de lucha por la libertad de Cuba.

Nuestra América se encuentra inmersa en una nueva época, como la catalogó el Presidente Rafael Correa. Una época que nos ha permitido constatar la fuerza y la capacidad de lucha de nuestros pueblos cada vez que han marchado unidos.

Ha sido la época del antiimperialismo en la cúspide de nuestras banderas.
 
Hoy, los pueblos de América Latina y el Caribe no son los mismos. Tenemos naciones más libres, mejor informadas, más instruidas,  más saludables,  gracias a las políticas de inclusión de los gobiernos revolucionarios y democráticos de la región, y a las acciones solidarias que se han llevado a cabo en los campos de la educación, la salud, la energía y la infraestructura, ejemplos sin parangón en la historia de nuestro continente.

Nuestros gobiernos y pueblos son más conscientes de la necesidad integradora y así lo han demostrado la CELAC, el ALBA y la UNASUR. Ya no somos una voz al viento que no se escucha. Ese es el valor de la soberanía alcanzada.

Pero falta mucho por hacer. Los enemigos de esa América nuestra soñada por Martí, la que va del Rio Bravo a la Patagonia, no cejarán en sus esfuerzos por detener esta ola de libertad y progreso.

La contraofensiva reaccionaria se empeña en debilitar y hacer colapsar a gobiernos revolucionarios y patrióticos. Venezuela, Brasil, Ecuador, Bolivia, El Salvador y Argentina son víctimas de acciones desestabilizadoras como parte de los planes de restauración conservadora que se dictan desde Washington.

Compañeras y compañeros:

Los revolucionarios cubanos estamos conscientes del momento  histórico que vive América Latina y el Caribe y en especial nuestro país. Pueden estar convencidos que nada nos seduce, ni nos ciega. Los nuevos tiempos nos traen complejos desafíos que sabremos enfrentar con voluntad, creatividad  y unidad, sin renunciar jamás a nuestras convicciones, ni a nuestra historia.
 
Los cubanos entendemos muy bien al Presidente Rafael Correa cuando dice: “Prohibido olvidar, compañeros”.

Fidel nos trazó las metas y con su clara visión nos señaló el camino a seguir. El líder histórico de la Revolución Cubana nos legó su ejemplo, su irrenunciable optimismo y su fe en la victoria.

Por eso hoy, cuando Fidel ha sido definitivamente absuelto por la Historia y ha vencido su última batalla, la batalla por la inmortalidad de sus ideas, reafirmamos con más fuerza que nunca, que el mejor monumento a Fidel es hacer realidad su concepto de Revolución, seguir su ejemplo y como él, nunca rendirnos ante las dificultades.

Hoy, cuando la Revolución Cubana  celebra su 58 Aniversario, con el mismo coraje y con la misma determinación de siempre, los cubanos reafirmamos que seguiremos manteniendo bien en alto el estandarte libertario y las banderas del socialismo, que libre y soberanamente hemos decidido.

Desde la mitad del mundo, los revolucionarios cubanos que vivimos, que ayudamos al pueblo ecuatoriano o que simplemente representamos a la Revolución Cubana en este hermano país, reafirmamos que, junto a la dirección de nuestro Partido, el Partido de Fidel y de Raúl, heredero del Partido de Martí, seremos fieles a las ideas del Apóstol de la independencia de Cuba, que batalló hasta su muerte por terminar lo que inconcluso dejó Bolívar y que hoy nuestros líderes construyen para el bien de Nuestra América.

¡Gloria eterna a José Martí!

¡Que vivan eternamente las ideas, el ejemplo y la obra indestructible de Martí, Alfaro, el Che Guevara, Chávez  y Fidel!

¡Hasta la victoria siempre!

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