Annia Valdés Viciedo está varada en Lima. La aerolínea en la cual tenía su pasaje, Latam, anunció que hasta el 31 de marzo no tendrá vuelos disponibles a la Isla. “Llegué el 15 de marzo a las 8 p.m. y ese mismo día el presidente peruano anunció el cierre de los aeropuertos”, cuenta Annia. “Traté de regresar al día siguiente en el último vuelo que salió hacia Cuba, pero me pedían 700 USD por el pasaje de regreso. Eso es demasiado dinero”.
Según la lista de Annia, hay más de una veintena de cubanos varados en Perú. “Desde unos atletas y entrenadores del INDER (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación), hasta una mujer con tratamiento oncológico”, dice. “Fuimos muy bien tratados en el consulado cubano en Perú y aunque nos han ayudado con alguna logística, nos aclararon que no pueden hacer mucho más por nosotros”.
Los atletas cubanos Jorge Félix Álvarez y Leuris Pupo, que practican la pistola de tiro rápido a 25 metros, y su entrenador Meinardo Torres confirmaron a la revista Alma Mater que “el INDER tiene la mejor disposición de regresarnos a Cuba, al costo que sea, pero escapa de sus posibilidades”. Las soluciones son limitadas con todas las fronteras, tanto aérea como marítima, cerradas.
De acuerdo con un comunicado del Consulado de Cuba en la nación sudamericana, la representación diplomática está “en constante comunicación con el Gobierno peruano y las aerolíneas para buscar una solución que garantice el regreso a Cuba de nuestros compatriotas varados en el Perú”.
Yuritma Mondejar está en la misma situación. Debía regresar el 17 de marzo, pero Copa Airlines canceló todas sus operaciones. “Primero nos informaron que el vuelo sería el 2 de abril y luego, vía email, nos comunicaron que la aerolínea estaba suspendida hasta el 21 de abril”, cuenta. La mayoría de los cubanos, alojados en hoteles y rentas, no cuenta con el dinero suficiente para pasar tantos días en Perú.
En esta circunstancia, la suerte de varios ha cambiado gracias a que cubanos residentes en Lima ayudan con alimentación y hospedaje. “Hicieron un grupo y reparten agua, frutas, alimentos a quienes ya no tienen dinero”, dice Annia. “Incluso algunos han llevado a sus casas a quienes ya no pueden pagar el hospedaje en un hotel o una renta”.
“Al menos entre nosotros nos damos la mano”, reconoce. “Pero este es un país desconocido, estamos trancados por la falta de dinero y el toque de queda. Queremos volver lo más pronto posible. Queremos que alguien nos ayude”.
Fragmento de artículo publicado en Periodismo de Barrio