Agradezco a Brasil la iniciativa de convocar, por primera vez, una reunión ministerial del Grupo de los 20 (G20) abierta a la participación de todos los Estados miembros y observadores de las Naciones Unidas.
Durante más de siete décadas, la arquitectura financiera internacional ha sido ineficaz y obsoleta, ha demostrado ser incapaz de apoyar a los países en desarrollo cuando más lo necesitan. Ha sido eficiente únicamente en reproducir un esquema de colonialismo moderno a expensas de las reservas del Sur.
El más reciente Informe de la UNESCO sobre el estado del Océano señala que el ritmo de calentamiento de los mares se duplicó en las dos últimas décadas y que, consecuentemente, la tasa de aumento del nivel del mar se ha duplicado en los últimos 30 años, sumando un total de 9 cm.
Mientras el planeta muestra alarmantes síntomas de su enfermedad, resultante de patrones de producción y consumo insostenibles; los países del norte desarrollado continúan expandiendo aceleradamente la industria de los combustibles fósiles, incumplen sus compromisos financieros con los países en desarrollo y se amplía la brecha en la acción efectiva contra el cambio climático.
Señor Presidente:
El 12 de octubre de 1979, en este mismo podio, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, alertó que, si no resolvíamos pacífica y sabiamente las injusticias y desigualdades del momento, el futuro sería apocalíptico.
Sufrimos todavía los estragos del colonialismo y el neocolonialismo.
Las bondades prometidas de la globalización neoliberal fueron una quimera. Se han acentuado las desigualdades y la exclusión, tanto en el mundo real como en el ciberespacio.
Señor Presidente:
Excelencias, distinguidos invitados:
El cumplimiento de la Agenda 2030 y el objetivo supremo de la erradicación de la pobreza, no podrán alcanzarse sin abordar de manera honesta, los fallos estructurales y morales del orden internacional vigente. Una agenda realmente transformadora esa dirección, debe: