El bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba tiene un severo impacto en la salud pública, porque busca cercenar la esperanza, advirtió hoy aquí la doctora Olga Lidia Paz. En declaraciones a Prensa Latina, la también profesora de la Facultad de Ciencias Médicas Comandante Manuel Fajardo opinó que el cerco vigente por casi 60 años merece el calificativo de cruel, porque ataca un sector de mucha sensibilidad humana.
No se pueden usar eufemismos para describir algo tan cruel, una política empeñada en destruir conquistas de Cuba reconocidas en todo el mundo como su salud y educación, subrayó.
De acuerdo con Paz, resulta horroroso que el bloqueo provoque la falta de medicamentos, equipos y tratamientos, con niños y familias enteras entre sus víctimas.
También los médicos y enfermeros que atendemos a pacientes o formamos profesionales padecemos las consecuencias de las sanciones, situación ante la cual desplegamos todo el esfuerzo posible para garantizar calidad de vida y esperanza a quienes los necesitan, afirmó.
La especialista destacó la gestión del Gobierno cubano para superar los obstáculos del bloqueo de Estados Unidos, recrudecido en los últimos dos años con la llegada a la Casa Blanca, en enero de 2017, del presidente Donald Trump.
Hablamos de las muchas dificultades a vencer para que lleguen los medicamentos, reactivos y recursos a un país con un sistema de salud universal, gratuito y solidario con el mundo, que a cambio recibe carencias y elevados costos por el impacto del bloqueo, denunció.
Paz participó esta semana en una audiencia pública convocada por la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento) para que se escuche la voz de condena de la sociedad cubana a la hostilidad de Washington, cuando resta menos de un mes para la votación en la Asamblea General de la ONU de un nuevo proyecto de resolución que reclama el fin del cerco.
El 31 de octubre, la comunidad internacional tendrá una nueva oportunidad de demandar el levantamiento del bloqueo en la Asamblea General, espacio en el cual ha sido rechazado 26 veces consecutivas desde 1992, en los últimos tres años por 191 de los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas.
(Prensa Latina)