“Nada urbano me es ajeno” El caso de La Habana Vieja

"La mejoría de las condiciones
del hábitat debe ir indisolublemente
unida a una
reactivación económica local
que posibilite a los vecinos
incrementar sus ingresos y disponibilidad
de recursos como base fundamental para
su participación en el rescate del Centro
Histórico. Se trata entonces de crear una
base económico–social local, autosustentable
en el tiempo, vinculada al carácter
cultural del territorio, al rescate de sus tradiciones
y al proceso de recuperación de
sus valores” 


Eusebio Leal Spengler

La ciudad es el producto cultural más complejo producido por el hombre, el más perdurable y que mejor refleja las circunstancias por las que una sociedad determinada ha transcurrido. Nunca un bien cultural estuvo cargado de tantos significantes políticos, socioeconómicos y medioambientales. Jamás una obra de arte expresó más claramente ser el resultado de una construcción colectiva, pero al mismo tiempo, ser la sumatoria de expresiones individuales. Los centros históricos son los espacios más complejos y frágiles de la ciudad, al coexistir en ellos los más altos valores simbólicos identitarios con una fuerte degradación física y social. En ellos la cultura ha de ser el motor impulsor de la economía, entendida como un recurso fundamental que, además de proporcionar riqueza, construye identidad y diversidad, condiciones fundamentales para la perdurabilidad de los valores tangibles e intangibles, indispensables para el pleno desarrollo humano. El complejo escenario urbano actual, sometido a los riesgos derivados de la economía de mercado, requiere del establecimiento de dinámicas de rehabilitación caracterizadas por ser multidimensionales, multiactorales y multiescalares, que tengan en cuenta la sostenibilidad de las dimensiones estratégicas expresadas en la ciudad: gobierno, cultura, medioambiente, economía y sociedad.

El caso de La Habana Vieja

El Centro Histórico y su Sistema de Fortificaciones Coloniales de la ciudad de La Habana (fundada en 1519), son considerados desde 1978 Monumento Nacional y fueron declarados por la UNESCO Patrimonio Mundial, en el año 1982. La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) fue responsabilizada por la más alta dirección del país con la restauración de La Habana Vieja, primero bajo un esquema de asignación financiera central; posteriormente, y bajo el escenario de una gravísima crisis económica debida a la caída del bloque socialista, bajo un concepto de descentralización económica que ha garantizado la dinamización de una economía local que reinvierte en la zona lo que ella es capaz de producir; a este esquema público se suma más recientemente el potencial que supone el crecimiento de un sector privado de una escala apropiada (PYMES) y el establecimiento de alianzas estratégicas entre ambos sectores, para acelerar la consecución de los objetivos de prosperidad y equidad que garantizan el modelo. La misión de la OHCH es “Proponer y, una vez aprobadas, dirigir y controlar las políticas del Estado y el Gobierno referidas a la preservación, conservación y restauración patrimonial y el desarrollo cultural, social, físico y económico de manera sostenible en la Zona priorizada para la conservación, donde se considera la comunidad protagonista y beneficiaria”. El modelo de gestión de desarrollo integral, que se aplica desde 1994 ha facilitado destinar los ingresos provenientes de la explotación de los recursos culturales, turísticos, terciarios e inmobiliarios, y de impuestos especiales, al fomento progresivo de inversiones, fundamentalmente dirigidas a la recuperación de edificios de valor patrimonial y espacios públicos, destacando intervenciones con fines culturales, turísticos, viviendas, obras sociales, plazas y parques, además del desarrollo de otros proyectos que elevan la calidad de vida de los residentes. El 40 % de los ingresos ha sido destinado a proyectos productivos, mientras que el 60% a programas sociales. Durante las dos últimas décadas se recuperaron diez veces más inmuebles que en los quince años de trabajo que precedieron a la aplicación del nuevo modelo de gestión descentralizada; se crearon más de 13.000 puestos de trabajo directos y unos 2.000 indirectos, estando el 50 % de los mismos ocupados por residentes locales o de municipios aledaños. La conducción de la labor se realiza a partir del Plan Estratégico de Desarrollo Integral, (PEDI) que garantiza un desarrollo efectivamente integral y próspero, es decir: continuo, diverso, responsable, equitativo y ético, donde se plantean las siguientes políticas y premisas.

 

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