Por Marcela Pérez Silva, embajadora de Nicaragua en el Perú
Agradezco a Solicuba por esta invitación y la oportunidad de poder participar en esta noche de poesía y música para honrar y defender a nuestra amada Cuba socialista, solidaria y ejemplar. Y lo hago en compañía del bello retrato de José Martí que Tomás le encargó pintar a nuestra querida Etna Velarde.
Traigo los saludos del pueblo y el Buen Gobierno de Nicaragua: de nuestro presidente el comandante Daniel Ortega y nuestra vicepresidenta la poeta Rosario Murillo.
Los sandinistas condenamos el bloqueo -criminal e ilegal- a Cuba, las sanciones contra la patria de Martí y Fidel (así como aquellas contra Nicaragua y Venezuela) y todos los atropellos a los que, desde hace 62 años, el imperialismo la somete tratando de apagar la mucha luz que emana de su ejemplo de dignidad, de libertad y de solidaridad con los pueblos de Nuestra América y todos los pueblos de la tierra.
Rechazamos la inclusión de Cuba en la lista de países promotores del terrorismo por parte del presidente Trump. ¡Cuba no promueve el terrorismo, Joe Biden lo sabe!
Quien patrocina el terrorismo, es aquel que se cree dueño del mundo y se arroga el derecho de condenar y sancionar a todo aquel país que dé muestras de independencia con respecto a sus designios imperiales.
Mientras la pandemia del coronavirus asola el mundo y colapsan los sistemas sanitarios devastados por las políticas neoliberales, el prestigio de Cuba se agiganta.
Su soberanía, defendida por el aguerrido pueblo de Fidel, hoy le da nombre a dos de las vacunas contra el covid-19 que han creado los científicos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología. Las otras dos se llaman Mambisa y Abdala, en honor a José Martí.
La generosidad de Cuba la encarna la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en la que han estudiado gratis y se han graduado 29,600 médicos de 103 naciones, que ahora salvan vidas en sus respectivas comunidades empobrecidas.
Fieles al lema de “médicos y no bombas”, los profesionales de la salud cubanos han prestado ayuda desinteresada a víctimas de terremotos, tsunamis, huracanes e inundaciones en los “más oscuros rincones del mundo”, y han enfrentado exitosamente las epidemias de dengue y de ébola.
Desde que se desató la pandemia de coronavirus, 42 brigadas internacionalistas de médicos cubanos han ayudado a preservar la vida de las personas en 35 países de Europa, África, Medio Oriente y América Latina ganándose el amor y el respeto del mundo.
Este ejército de batas blancas encarna los valores humanos del altruismo, el internacionalismo y la solidaridad, que desde hace más de sesenta años guían a la Revolución cubana.
Por todas estas razones, nos unimos al clamor de los pueblos que solicitan el Premio Nobel de la Paz para las brigadas médicas cubanas que lo merecen más que nadie en este mundo porque, al llevar la salud hasta los más apartados confines, promueven el respeto a las naciones, la fraternidad entre los pueblos y la solidaridad humana con los enfermos, sin importar su condición.
Respaldamos la iniciativa de otorgarle el Premio Nobel de la Paz al Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastres y Graves Epidemias "Henry Reeve”.
Sólo Fidel podría merecerlo más.