Es verdaderamente lamentable que el Gobierno de los Estados Unidos, cuando agrede a nuestro país, asuma una pose de solidaridad con el pueblo que bloquea y al que daña, y que supuestamente pretenda reconocer su derecho a la libre determinación que constantemente conculca.
Cuba tiene una política exterior de principios, históricamente fundamentada, sólida y que obedece al mandato, a la voluntad de nuestro pueblo, que nuestra diplomacia se honra en representar.
Lamentamos que el gobierno de los Estados Unidos avance en un curso de confrontación con Cuba, que tendrá la respuesta que las circunstancias demanden dentro de la tradición patriótica y de defensa de la independencia de nuestro país.