El pueblo de Cuba ha vivido, durante más de medio siglo, bajo el signo del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba, y, en general, está marcado por ese castigo, como si fuera su «pecado natural». Desde los más viejos hasta los más jóvenes, toda la población ha sufrido sus consecuencias. Todos han oído hablar del bloqueo desde niños; muchos han palpado sus efectos en carne propia, otros tantos no lo perciben directamente, aunque les afecta, pero tal vez viven sumidos en la costumbre de la coexistencia con tan cruel medida, y siguen adelante, porque como bien se ha dicho: el bloqueo no es suficiente para rendirnos (aunque ese fue y sigue siendo su objetivo) y aunque todos coinciden en que es un acto injusto, no todos conocen que también es un acto ilegal, un ilícito internacional.